lunes, 30 de abril de 2007

Estrella Distante




Algunas personas creen que admirar más la vida de un escritor que su propia obra es un defecto, o en todo caso, un potencial defecto cuando luego se va a valorar aquella producción literaria. En el caso de Bolaño (1953-2003), creo que esta afirmación se relativiza. Hasta cierto punto, Bolaño es un personaje de su propia obra. Y al conocer detalles de su vida, uno también puede ir descubriendo detalles de su obra.

La familia de Bolaño decide volver a Chile poco antes del golpe de estado de Pinochet. Quizás, este acontecimiento fue uno de los que más marcó su obra, que es recurrente en temas como fascismo, violencia, así también como Literatura, y vida de escritores marginales, de poetas perdidos, de estrellas distantes.

Y aquí está el punto de partida de la novela Estrella Distante, Anagrama, 1996 (aunque yo tengo la cuarta edición de Compactos, de julio de 2006), donde se habla de la violencia en Chile a partir de setiembre de 1973, la desaparición de muchos jóvenes militantes o simpatizantes del MIR, militantes de partidos de izquierda o simplemente simpatizantes del socialismo, y del poeta “aéreo” causante de muchas de estas desapariciones: Carlos Wieder, o Alberto Ruiz-Tagle, miembro de la Fuerza Aérea Chilena, hijo de inmigrantes alemanes, piloto que en su destartalado avión escribía poemas en el cielo de Concepción, "la capital del sur". La historia empieza, según nos lo cuenta el narrador, un miembro de los talleres de poesía a los que también acudía Ruiz-Tagle (Wieder). Éste se hizo pasar por un estudiante para poder llegar a muy altos grados de confianza con muchos de los muchachos izquierdistas, que luego él desaparecerá o ayudará a desaparecer. La presencia de Wieder entre ellos crea suspicacias sobre todo entre los hombres (se había ganado a todas las mujeres de su grupo). Y luego terror. Terror de no saber si ese rostro “amable” que te sonríe es el de un amigo o el de un asesino. Terror del que da cuenta Bibiano O’Ryan (alter ego de Bolaño) cuando el narrador cuenta lo que aquél le cuenta de la vez que fue a buscar a Ruiz-Tagle a su casa para invitarlo al cine.

Luego de las desapariciones, Wieder también desaparece del paisaje. Muchos lo creen muerto (sobre todo a raíz del incidente de la fiesta interrumpida por los militares), y mucho tiempo después, el narrador se enfrasca en una búsqueda por encargo del rastro de Wieder hasta que dan con él en Europa.

El trato que Bolaño le da a esta delicada temática de la dictadura pinochetista y la violencia fascista con la que azotó al “país pasillo” es más bien sugerido que directo. Nunca se cuenta directamente que pasó esto o lo otro, siempre es por referencias de terceros o por conjeturas de los personajes. Sobre las Garmendia, y otros más que desaparecieron. Luego, ya se narra lo que una comisión investigadora va descubriendo cuando la dictadura ya había terminado y el narrador se encontraba viviendo en Europa. Esta novela corta, que viene de otra novela sobre el tema “La literatura nazi en América”, es la precursora de otras obras más voluminosas, las que luego consagraron a Bolaño y las que cimentaron el mito del escritor: “Los detectives Salvajes” (1998) y “2666” (obra póstuma, que Jorge Herralde decidió sacar en un solo volumen, contradiciendo la última voluntad del ya desaparecido Bolaño).

Es una novela que se lee ágilmente. Precursora del estilo fragmentado de Bolaño, en la que no se sigue un hilo narrativo continuo, si no más bien es un conjunto episódico que va a desembocar en un collage de instantáneas sobre el Chile de Pinochet.

Hace poco, en el You Tube, encontré esto, un documento preparado sobre esa oscura época en el país del sur, y que el autor lo bautizó con el título de esta novela, que no tiene mucho que ver con ella, pero igual me gustaría que lo vean.



Fuente de la imagen: Fondos de Cultura - Chile

jueves, 26 de abril de 2007

Adiós, maestro Watanabe.


Anoche, a las once y media, en el Neoplásicas, falleció el poeta José Watanabe.

Tomo el siguiente texto de la página de RPP:

"Falleció el poeta José Watanabe
jueves, 26 de abril , 2007 - 10:06:11

José Watanabe.
Tras una penosa enfermedad, el poeta José Watanabe Varas falleció a las 11 y 30 de anoche en el hospital de Neoplásicas, en la capital.
La muerte fue confirmada a RPP por la esposa del vate. Watanabe padecía de un cáncer a la garganta del cual se trataba en dicho nosocomio. Años atrás había sufrido un cáncer al pulmón del cual se trató en Alemania y salió bien librado.
Watanabe nació en Laredo, cerca de Trujillo, localidad que se ve reflejada en su antología El guardián del hielo (2000). Hijo de madre peruana y padre japonés, heredó de su progenitor su gran amor por la lectura y una vocación plástica que lo llevó a estudiar en la Escuela de Bellas Artes de Trujillo.
Su primer poemario, Album de familia (1971), se convirtió en una de las apariciones más importantes de la generación del 70. Su segunda obra, El huso de la palabra (1989), fue elegido en una encuesta como el más importante de la década en Perú.
El poeta también destacó como guionista de Maruja en el infierno (1983) y La ciudad y los perros (1985), de Francisco Lombardi; Ojos de perro (1981) y Alias La Gringa (1991, con José María Salcedo), de Alberto Durandt; Anda, corre, vuela (1993), de Augusto Tamayo; y Reportaje a la muerte (1992), de Danny Gavidia."
Esta triste noticia me la comunicó mi amigo Edgar Cabrera Junco, quien trabaja en Perú.21. Con su desaparición, nuestras letras peruanas sufren una gran pérdida que no será fácil de llenar. Marlon, Edwin y yo fuimos a darle el úlltimo adiós a este gran poeta... un gran poeta que nunca manchó la poesía.
Colgaré este poema de José Watanabe que me gusta, pero antes, debo decir que el blog de Presencia Cutural tiene vídeos de él publicados (además de datos sobre el velatorio). Del You Tube me plancho este:
Que descanse en paz.
Y bueno, ahora...

La mantis religiosa

Mi mirada cansada retrocedió desde el bosque azulado por el sol
hasta la mantis religiosa que permanecía inmóvil a 50 cm de
mis ojos
Yo estaba tendido sobre las piedras calientes de la orilla del
Chanchamayo
y ella seguía allí, inclinada, las manos contritas,
confiando excesivamente en su imitación de ramita o palo seco.
Quise atraparla, demostrarle que un ojo siempre nos descubre,
pero se desintegró entre mis dedos como una fina y quebradiza
cáscara.



Una enciclopedia casual me explica ahora que yo había destruido
a un macho
vacío.
La enciclopedia refiere sin asombro que la historia fue así:
el macho, en su pequeña piedra, cantando y meneándose, llamando
hembra
y la hembra ya estaba aparecida a su lado,
acaso demasiado presta
y dispuesta.
Duradero es el coito de las mantis.
En el beso
ella desliza una larga lengua tubular hasta el estómago de él
y por la lengua le gotea una saliva cáustica, un ácido,
que va licuándole los órganos
y el tejido del más distante vericueto interno, mientras le hace gozo,
y mientras le hace gozo la lengua lo absorbe, repasando
la extrema gota de sustancia del pie o del seso, y el macho
se continúa así de la suprema esquizofrenia de la cópula
a la muerte
Y ya viéndolo cáscara, ella vuela, su lengua otra vez lengüita.
Las enciclopedias no conjeturan. Esta tampoco supone que última
palabra
queda fijada para siempre en la boca abierta y muerta
del macho.
Nosotros no debemos negar la posibilidad de una palabra
de agradecimiento.



De El huso de la palabra

(No sé cómo hacer para que se respeten los espacios del original, disculpen la
torpeza)

Foto: Perú.21

miércoles, 25 de abril de 2007

Columnista sin columna


Revisando una de las columnas de Beto, oh, querido Beto, en Perú.21, doyme cuenta de que, como él dice, soy uno de esos de los que anda por el Blogger como un columnista sin columna. No me siento menos por eso, supongo que Beto sólo lo dice con la usual cachita con que dice casi todo lo que dice.

Pero me quedé con esa frase dando vueltas en la cabeza. Me hizo pensar que no debía andar más por la red buscando algún tema para colgar (por cierto, ya tendré algo preparado sobre Roberto Bolaño, para el que tenga ganas de esputarme) si total, quién me va a leer. Bueno, Christian, perdiste compa're, a ti nadie te conoce. Bueno... sí me están empezando a conocer, oiga. Sí, mi vecino, don Manuel ya me dice "ese huevón que viene a comprar puchos", y para los demás soy "ese ...ón de los libritos". ¿Ven que sí me estoy haciendo conocido? Como sea, hoy pasé una interesante "velada" conmigo mismo (alguna vez, una mujer bella y nefasta me dijo que no puede haber velada sin velas... así dijo, varón) entre blogs de otros bloggers que me hicieron reír, me hicieron pensar, me hicieron sentir una bestia, como usualmente me suelo sentir, pero sin estar "on-line".

Aquino una vez me preguntó por qué quería publicar en el blog en esos días argentinos de autodepuración. Y le dije algo para salir de paso. Esquivé a la verdad una vez más: "porque quiero que me quieran". No le iba a planchar la frase a Bryce porque planchador que plancha a planchador, se va a Canada Dry, porque a Bryce nadie lo toca. (Cierto, Beto, cierto, puede que sea Alzheimer, me detuve -tarde-, pero me detuve).

En fin. Hoy me topé con muy buenos blogs. Espero seguir investigando, por lo pronto, lo que ahora voy a "himbestigar" son cuántas garrapatas tienen las ovejas que voy a contar.

Gute Nacht!
Foto: el montaje es mío.

domingo, 22 de abril de 2007

El violinista sobre el tejado

Cuando estuve en el último (d)año de la secundaria, participé en la última de las obras de teatro de la verbena principal por el aniversario de mi colegio. Ese año cumplía seis años en el grupo teatral llamado "Arte Joven". Qué buenos recuerdos guardo de esos tiempos.

Pero recién hasta hace poco que me puse a revisar el youtube, y encontré algunas canciones de la película de 1971, protagonizada por Topol (Rev Tevye), en la que basamos el guión de nuestra propia (y muy pobre pero feliz) adaptación escolar de "The Fiddler on the Roof".

Los dejo con la canción que más me gusta de ese soundtrack.



Buen inicio de semana para todos.

Todos iremos al infierno. Hagan sus reservaciones.




Hace ya unos días que la cadena internacional MTV transmitió el primer capítulo de "Popetown". El revuelo causado en Europa no ha podido ser más auspicioso: censurado en Inglaterra y con una potencial demanda por parte del Arzobispado de Münich y Freising (sur de Alemania) a la cadena MTV, el rechazo del grueso de la población católica alemana no ha hecho sino darme más ganas de ver la serie.


Ciertamente es irreverente, y con una gran dosis de humor negro. Sin embargo, de ahí a afirmar, como afirma el Vaticano, que "atenta contra las creencias cristianas" hay ya una gran distancia. Afirman también que se ridiculiza a Cristo, porque éste deja vacía su cruz para bajar a reírse de la serie. Pues, creo que no.


Si algo le falta a la jerarquía eclesial es un poco de humor para ver las cosas. El mundo ya no es dominado por la iglesia romana. Muchas voces que difieren de ella existen y también buscan manifestarse. Tanta seriedad y solemnidad de parte de esta iglesia, me parece a mí, ha sido la principal causa de todos los cismas ocurridos a lo largo de su historia. Y el gran poder político-económico que ha acumulado la hace blanco fácil de bromas con respecto a la corrupción de algunos de sus miembros. ¿Alguien me puede decir si el Vaticano demandó a Ford Coppola por ensuciar la imagen de los arzobispos? En fin.


Hay algunas cositas, claro, de la serie que tampoco fueron de mi agrado. Como cuando el doble del papa se está haciendo la señal de la cruz y en vez de decir "...y del Hijo" dijo "testículos" (no he visto la versión en español, en la que está en inglés dice eso), pero bueno, sólo es mi opinión. No por eso voy a pedir que se censure.


¿Acaso no ven que censurando algo simplemente lo hacen más llamativo para el resto de personas no creyentes? ¿Se han puesto a pensar por qué hay cada día menos creyentes? Deberían, en vez de anunciar tan solemnemente que los niños sin bautizar ya podrán ir al cielo. Y esto último me lo dijo un cura. Jojolete.


Aquí les paso el primer capítulo de la serie en español. Vean y opinen.


Primera parte




Segunda parte



Tercera parte

domingo, 15 de abril de 2007

Mojado sobre La Cañada.

Bueno, sí, admito que ha sido una estupidez salir cuando había amenazas de lluvia. Estas zapatillas no me protegen de nada y ya tengo bastante mojado el pantalón. Si tan solo tuviera un paraguas. Los puchos están muymojados, maldicíón. Al menos encendió uno. Si sigo derecho por este camino voy a llegar al puente Antártida y de ahí a Alta Córdoba, pero ahí me perdería de toda la acción... ¿pero de qué acción estoy hablando?

A cada paso que doy más se me mojan las medias y ya he pisado como tres charcos. Húmedo, hambriento y sin laburo para mañana... la vida suele ser muy bella a veces. Qué más da. Si me quedo sentado aquí al borde de La Cañada no me va a pasar nada. La noche está oscura, y los anuncios de los restoranes y parrillas cercanos danzan sobre las veredas, se va disolviendo la luz en pequeños e inquietos rezagos de luz. Pasa un carro, pasa otro, pasan dos más, pasan borrachos, pasan tres putas, pasa la policía... Ay, mierda.