lunes, 22 de diciembre de 2008

Tonterías

las que trato de aclarar, las que digo con alcohol, las que digo y hago antes y después de las diez de la mañana.
Las que me vienen a la cabeza mientras orino, y las que orino pensando que deberían quedarse solo en mi cabeza.
Las que me soplan los hombrecitos verdes.
Las que yo les soplo a los hombrecitos verdes.
Todas esas huevadas de ser escritor.
Todo eso que me aleja de este sino.
El anuncio en la pared de la esquina de mi casaa.
La cartelera del CineStar.
La cartelera de cualquier cine peruano.
El cine peruano
Un cuerpo desnudo, de Lombardi.
La cara en el espejo
la cara sobre el váter, vomitando.
mi cara vomitando
mi cara haciendo el amor
mi cara sobre el plato de comida
mi nostalgia viéndote partir
la estúpida idea de ser alguien

viernes, 5 de diciembre de 2008

Resumen de los daños

Postrado, hinchado, luego de trepar a mi propia casa. Recuerdo las últimas palabras del dueño de la casa donde alquilo un bulín para ocultar mis malos hábitos: "Voy a poner llave a la reja". Le recordé que no tenía llave, le recordé que me debía la fotocopia que me estaban pidiendo en el trabajo. Colgué y seguí arrumado, hecho un montón de papeles inservibles sobre una calma, en donde las pulgas hacían su propia versión de la Ilíada.

Cuando me reincorporé mi vida seguía donde la había dejado. "Mierda", dije, "¿por qué no puedo cambiar de canal?". En fin... repasé: César Aira, Cómo me hice monja, Roberto Bolaño, Entre paréntesis: Bolaño hablando bien de aquella prosa, de su nouvelle, ya mencionada, la que leí con fascinación hasta que llegué al final. Mal final, la verdad. En todo caso, un final desconcertante, que no tiene mucho que ver con el cómo fue sosteniéndose la narráción hasta antes de que llegara a la página 70. (Mi ejemplar, de Estruendomudo, tiene 79 páginas.)

Claro, estamos hablando de una muerta (o muerto) que narra cómo se encontró cara a cara con su asesina, luego de pasar una serie de peripecias propias de la edad que el(la) protagonista tiene: seis años, y muchos más dentro de su imaginación. Lo fascinante, al menos lo que yo encuentro de fascinante de esta obra de Aira es su poder de poder encerrarte dentro de la atmósfera que pretende crearte, ahí, te atrapa y te jodiste, no hay salida posible sino la muerte. sí, como la(el) protagonista de la novela. Quizás por eso me cae tan mal el final. Porque yo aún no quisiera morir, al menos no como lo propone Aira, quien aquí ensaya una suerte de autobiografía del que en la feria del libro Ricardo Palma denominó "el año más importante de su vida".

Sobre aquella feria, por cierto, tremenda vergüenza ajena que pasé luego de que lo presentara Álvaro Lasso. Un buen grupo de señores, mayores ellos, habían ocupado los primeros asientos del anfiteatro Chabuca Granda, del parque Kennedy, donde fue la presentación de la edición peruana de Cómo... No conocían en absoluto quién era Aira, mucho menos habían leído página alguna de la novelita que se presentaba. Y tuvieron la frescura de preguntarle "¿por qué reedita un libro que escribió hace casi veinte años?", "¿usted tiene pulsiones homosexuales?".

Yo tampoco sabía de su obra, soo me constaban las palabras que Bolaño había escrito sobre Aira en Entre paréntesis. Las que son buenas, dicho sea de paso... en fin, para la anécdota.

Pueden hacer clic aquí para leer on-line la novela.

Aquí la entrevista que salió publicada en Porta9



Segunda parte...

miércoles, 3 de diciembre de 2008

De entre los muertos


Reo Libre, derrotado por el Wordpress. Humillado en un blog que lo superaba, demasiada tecnología para un cerebro primitivo, obsoleto, anacrónico, monocromático, picapiedrano, tercermundista, derrotista... con el rabo entre las piernas, con el hocico partido, con un blog (el de wordpress) más tela que jamonada de un sol... Pero no podrán matarlo!!


De vuelta al barrio, se siente algo distinto, sobre todo porque, como muchas veces dije, soy de aquellos que necesitan que les digan las cosas como si fuera idiota, si es posible, con títeres, una pizarra y dibujitos... Así que imaginen que si ya había sido un enorme triunfo haber aprendido el Blogger, ya fue demasiado el genocidio de neuronas para intentar al menos comprender tristemente cómo se colocaban los posts en el wordpress. La derrota la pueden ver cuando quieran, como un recordatorio de mi soberbia.


Vuelvo, no porque sea este más "primitivo", sino porque es el que más me gusta, el que es más como para mí. Vuelvo porque sí.


Me doy la bienvenida.