lunes, 2 de mayo de 2011

Excurso: Por qué Chubaquita votó por Ollanta Fumala

Durante las últimas semanas hubo personas que se me han acercado con la tristeza burilada en los ojos. Nadie podría creer el destino incierto que había tomado el país, pero sobre todo nadie podía comprender por qué Chubaquita había votado por Ollanta Fumala.

A pocos le consta que Fumala se reunió días previos al último debate presidencial. Apulgattás sabía que sin los consejos de Chubaquita les iría muy mal en el debate. La reunión fue en un lugar de la elección del mono. No hubo cámaras, solo unos cuantos testigos.

Al llegar Fumala se le advirtió del carácter del maestro, pero no lo tomó mucha importancia. Craso error. Chubaquita estiró su peluda mano para que el militar en retiro se la besara, y él en un gesto de desprecio y prepotencia la rechazó. Si este hecho no desencadenó en una sangría que emulara a la de Cajamarca en 1532 cuando Atahualpa y Pizarro se vieron las caras por primera vez, fue porque, en su sapiencia ilimitada, Chubaquita ignoró la soberbia de su interlocutor. Le ordenó sentarse. Se sirvieron pingües viandas. El mono miraba fijamente al comandante.

* * *

En las aulas de Cambridge, a finales de la década de 1930, tres estudiantes de intercambio eran los más populares de la facultad de Economía: el cuy mágico y Ferdinand Fritz Otto Nepomuceno Clodovaldo Winchester-Mamani Ccori-Uculmana y Cachay, más conocido como el PPKuy. Ambos, férreos defensores de las ideas keynesianas, eran los favoritos en cuanto debate acontecía en tan magnas aulas.

Un tercer alumno de intercambio defensor de las causas innobles los acompañaba en cuanta fiesta romana acudía. De él solo se sabía que era de origen teutón, y que era descendiente de la estirpe de los von Tschupacka. El resto de cosas eran un misterio.

Las teorías liberales del cuy mágico y del PPKuy no eran en absoluto del agrado de von Tschupacka, o simplemente Chubaquita, razón por la que los acalorados debates casi nunca tenían un final agradable.

Pero todo empeoró cuando el cuy mágico y PPKuy fundaron un banco y se apoderaron de casi todas las empresas de suministros en Sudamérica. Para entonces, Chubaquita manejaba la más grande cadena de casas de masajes, jacuzzis, baños turcos, casinos y casasverdes de este y del otro lado de los Andes.

En 1956, al caer Odría, el gobierno civil entrante promulgó una serie de medidas que condenaron al fracaso a los negocios de Chubaquita. El contraste con su crecimiento meteórico en el ochenio odriista era evidente. Ya no había Cayo Mierda ni Bola de Oro que lo pudieran salvar de la debacle económica, los tiempos en los que era el showman favorito de las noches veraniegas de Ancón eran historia. Su crédito en el Sheraton y en el Crillón solo eran recuerdo de un mejor pasado.

Desesperado, Chubaquita pidió cita con el asesor del presidente que había remplazado a Odría. Su sorpresa no pudo ser mayor luego de entrar a la enorme oficina privada que le había asignado el gobierno en el Yatch Club: el cuy mágico.

Chubaquita empezó:

-¡La plaaaata!

Poco después vino la seguridad del local y echó a patadas a Chubaquita.

Un personaje cruzaba la oscuridad de la noche y se paró delante de él. Había pasado más de veinte años en el extranjero y se había olvidado de su lengua madre. Solo hablaba la lengua del tío Sam a la perfección:

-You are a piece of shit, Chubaquita.

(Traducción: Hueles a pie de mona Chita, Chubaquita)

Era el PPKuy, quien chasqueó los dedos y un Rolls Royce apareció de entre las nieblas y se llevó a Chubaquita hacia el parque aéreo de Surco para un paseíto sobre el mar. Chubaquita, maniatado dentro de un costal solo sintió las corrientes de aire que lo atravesaban, y luego, el frío contacto con el mar. Nadie pudo escuchar sus gritos.

* * *

Fumala estaba mal del estómago y se notaba. En su cara, el rictus de soberbia invitaba a la náusea. Pero esta vez había sido bien asesorado. Sabedor de los conflictos entre gorilas alfa y los gorilas que se creen alfas, días antes había hecho una pantomima de alejamiento de Hugorila Ya Tú Chávez. Gesto que pretendía que fuera del agrado de Chubaquita, pero este no era ningún idiota.

-Claro, ahora porque Vargas Llosa te apoya le haces caso en todo.

-No entiendo, Su Reverencia.

-Porque crees que soy un mono crees que pienso como un mono. Ya me encargaré de mandarle una moto a ese escribidor.

-No era mi intención ofenderlo.

-Dime qué quieres Fumala antes de que te someta y solo puedas gritar ¡Madre Mía!

-Quiero debilitar a mis oponentes.

-Esos se debilitan solos

-En el debate me atacarán. Los asesores son los que me preocupan. Conocen las cosas más turbias de mi pasado oscuro.

-¿Quiénes los asesoran?

-A Keiko, el cuy mágico; a PPK, el PPkuy.

Chubaquita se puso de pie, y se retiró hacia la ventana. En su suite del quincuagésimo noveno piso Tokio se veía imponente. Las luces alimentaban todas las noches las ansias de poder del mono. Calló a Fumala de un grito.

-Tendrás mi apoyo.

Fumala cayó a los pies del mono. Se los besó. Chubaquita, del asco, le rompió tres costillas.

-Escúchame, infeliz. No creas que te apoyo porque crea en ti. Tras de tus enemigos están mis enemigos, y yo solo me cobraré venganza. Que no se te olvide eso nunca.

(Esta historia continuará…)

2 comentarios:

Unknown dijo...

Buen blog amigo! Espero que te pases por el mío!
www.pensamientosdeunesperma.blogspot.com Suerte compañero!

Reo Libre dijo...

Gracias, aunque tardías. Un fuerte abrazo