domingo, 6 de febrero de 2022

Amaranto en el Valhalla


En otras latitudes distintas a la nuestra, la kiwicha recibe el nombre de «amaranto» (Amaranthus caudatus), palabra que proviene del griego y que significa ‘siempreviva’ y que en ciertas culturas está relacionada a un concepto mágico de inmortalidad, debido quizá a la gran resistencia que tienen sus semillas a situaciones adversas.

Nada de esto pasó por mi mente cuando le propuse a Malena ponerle ese nombre a Amaranto porque, de hecho, ese no era su nombre original, sino Amaranta. Y esto se explica por el hecho de que, cuando me lo dieron, me dijeron que era una bonita coneja enana. Algunos de mis amigos creyeron que era en honor a una conocida actriz porno. Pero a Male y a mí nos encanta Cien años de soledad, así que la decisión del nombre no fue tan difícil. Y con esa inflexión pasaron los cuatro primeros meses de vida de Amaranta.

Hasta que un día ella me llamó asustada por un extraño bulto que le había salido a la coneja. De emergencia sacamos a un veterinario del Callao de su apacible parrillada familiar para que nos dijera, con toda solemnidad, que ese bulto que le había salido era un testículo, y que de hecho ya le tendría que estar bajando el otro en breve. Atónitos ante tal revelación solo se nos ocurrió cambiar la a por la o y solucionamos el asunto.

Ya con esta nueva identidad, pocos meses después, Amaranto empezó a mostrar signos de una enfermedad potencialmente mortal en su maxilar inferior: el hueso se le estaba licuando y se estaba transformando en materia infectada con olor a queso. Visitamos muchos veterinarios, entre charlatanes y fatalistas, que no sabían lo que le pasaba con certeza. La carita de Amaranto se había empezado a hinchar a causa del absceso, que días después reventó sin que hubiera aún un diagnóstico claro. Por el contrario, nos hablaban de extirparle todos los incisivos (por la mala oclusión de la que ya sufría) para que ya no crecieran sin control, pero incluso eso no era garantía de nada porque podría morirse en la operación de extracción. Quien lo dijo era un doctor considerado autoridad en temas dentales de animales exóticos y salvajes. Desde aquí te digo: Namasté, hijo de puta.

No recuerdo cómo llegamos a conocer al doctor Eduardo Garay, de Valevet, quien luego de una serie de placas y pruebas nos dio el diagnóstico: osteomielitis. Había que retirar los abscesos con urgencia y retirar además todo el material infectado de la mandíbula de Amaranto. Perdería varias piezas dentales en el proceso. Su boquita y su alimentación no volverían a ser las mismas.

El doctor Garay hizo la intervención. Nosotros estábamos a la expectativa. Años después el mismo doctor Garay me confesó que él tenía muy pocas, no iba a ser sencillo que Amaranto tuviera una vida normal después de la operación.

Pero ese conejo no se llamaba Amaranto por nada. La kiwicha, que lleva el mismo nombre, es un grano muy resistente, que puede vivir mucho tiempo en las peores condiciones y salir airoso. Es un grano que vence a la adversidad. Amaranto no iba a ser menos.

Fueron muchos meses en los que estuvimos atentos a él mientras se recuperaba. Pensamos que sería conveniente conseguirle un compañero para ayudar en su recuperación, y de esa manera llegó Logan a nuestras vidas. Era la cara opuesta a Amaranto. Amaranto era como un perrito faldero; Logan, un gato ermitaño. Ambos congeniaron de inmediato.

Así hasta el día en que escribo estas líneas transcurrieron cuatro años y once meses en los que Amaranto nos trajo mucha felicidad, la cual ha sido tanta que los días sombríos con él son más opacos e irrelevantes. Sin embargo, su partida prematura nos está doliendo: es una brasa que marca el pecho de los que quedamos. Logan lo buscó toda la noche, la primera, luego ya no lo buscó más y se echó con los ojos cerrados. De vez en cuando se levanta para comer.

Yo ahora solo puedo pensar en la fortaleza que tuvo Amaranto para aguantar hasta dos operaciones por abscesos en la mandíbula y un doloroso (de ver) corte de incisivos mensual necesario para que no se convirtiera en una pequeña morsa.

Gracias especiales debo dar al doctor Garay por permitirnos disfrutar de la compañía de Amaranto por cinco años más, cuando nadie le daba esperanzas. Él sabe (o intuye) lo que Amaranto significó para nosotros. Gracias por la buena atención y por la paciencia con que nos soportó todos estos años. Me asumo como el millenial intenso que soy.

Me imagino a Amaranto leyendo estas líneas y dejando su opinión bien sustentada en la forma de tres bolitas de caca. «Sensiblería humana», quizá hubiera pensado. Y con razón: vio más veces al médico que yo en cuarenta años de desmadres. La lección que saco de su vida la guardo para mí, pero quería compartir mi dolor, el cual intento mitigar imaginando a Amaranto muy feliz comiendo todos los plátanos que se le antojen en el Valhalla.

domingo, 16 de enero de 2022

Sapos, lornas y otras especies

Sapos, lornas y otras especiesSapos, lornas y otras especies by Gustavo Rodríguez
My rating: 3 of 5 stars

Breve y ameno libro del escritor peruano Gustavo Rodríguez, que reúne en este volumen una serie de cuentos ligeros que nos narran distintos momentos de la vida de un joven trujillano que crece en un barrio de clase media y que se enfrenta a los tópicos de ser un adolescente peruano a finales en las últimas décadas del siglo pasado: lo vemos ansiar unas zapatillas de marca, fracasar de manera rotunda en sus intentos de conquistar una chica y algunos otros episodios de hilarante prosa salpicada de interesantes reflexiones sobre el hecho de crecer en una ciudad conservadora como Trujillo.

Son siete cuentos y un fragmento de la novela La risa de tu madre a modo de epílogo. «Por la ventanita» es el primer de estos relatos, que nos presenta al protagonista de todas estas breves historias y su fijación con tener un par de zapatillas de marca. «El baño» nos cuenta su vergüenza al utilizar el baño de la casa a la que había asistido a una fiesta. Este quizá es el más gracioso y fresco de todos los cuentos, solo eclipsado por el siguiente, «El anuario», que nos narra la desesperación de un adolescente por quitarse un infame granito de la frente. «La maqueta» es la historia de las diferencias sociales que se pueden encontrar en un colegio y puede que sea el relato más conmovedor y pausado. «Junta de vecinos »y «El oso en la cama» son quizá los más oscuros y absurdos cuentos de esta colección, pero que están escritos de manera muy ágil. Finalmente, «La última visita» es un cuento de un humor distinto de todos los anteriores.

Recomendable sobre todo para leerlo en una cola larga, como la de la tercera dosis. Buscaré más libros de este autor para la ocasión.

Por Christian Ávalos


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Entre los ríos. Javier Heraud (1941-1963), de Cecilia Heraud Pérez

Entre los ríos. Javier Heraud (1942-1963)Entre los ríos. Javier Heraud by Cecilia Heraud
My rating: 5 of 5 stars

Debo admitir que fui muy injusto con este libro. Lo compré por simple curiosidad, porque era un aniversario del asesinato del joven poeta en el río Madre de Dios y se volvía a hablar de él, como todos los años al recordar su nacimiento o su fallecimiento, en mayo. Además, en ese entonces, se hablaba de un documental sobre su vida y de una película biográfica sobre el poeta guerrillero que han hecho que definitivamente la imagen de Heraud se mantenga aún fresca en nuestra memoria.
Pero fui muy flojo para leerlo. Me dejé llevar por la tonta idea de que solo sería un libro en el que una hermana hablaba sobre cuánto extrañaba a su hermano tempranamente desaparecido y poco más. ¡Cuán equivocado estuve!
Entre los ríos. Javier Heraud (1942-1963) es un valioso documento en el que con buen tino narrativo Cecilia Heraud nos cuenta cómo fueron los años de la breve vida de Javier con un evidente cariño por sus recuerdos, pero sin rendirse a la idealización, pues este libro está acompañado de abundantes documentos que nos completan una imagen tridimensional de una persona que tenía muy claras sus convicciones poéticas y sus anhelos de justicia social.
Nos enteramos de qué tan cercano era a los círculos de poetas tanto de la Católica como de la San Marcos, universidad en la que estudió Derecho poco antes de viajar a Cuba, pero a la que ya era cercano por la bohemia limeña de esos tiempos.
Lo vemos maravillarse de la Europa de la guerra fría, en donde llegó incluso hasta la parte asiática de la Unión Soviética, lo acompañamos en sus momentos más grises de los últimos días de su estadía en Francia, y también en su entrenamiento militar en Cuba, en donde él termina de radicalizar su posición y diferenciándose de otras que él creía que no eran las más adecuadas para iniciar la revolución que tanto buscaba su generación, tan empapada del reciente éxito de la revolución de los barbudos.
En suma, este es un libro que nos retrata de manera íntegra la figura del poeta. Sus luces, sus sombras, sus momentos de duda y desesperación. Conmovedor repaso de la breve vida de un poeta que a los dieciocho años había predicho cómo iba a ser su muerte. Su lectura es muy recomendable.

Por Christian Ávalos

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¿Qué tengo de malo?, de María José Caro

¿Qué tengo de malo?¿Qué tengo de malo? by María José Caro
My rating: 2 of 5 stars

María José Caro publicó este libro en el 2017 y un año después apareció su versión de bolsillo, que es la que yo leí. Este hecho me llama la atención por el hecho de que uno aprecia fácilmente que no hubo una revisión de erratas que pudiesen hacer lucir la edición de marras. Para algunos, es mezquino calificar un libro por las cuestiones formales que se detecten, y tal vez tengan razón. Sin embargo, aquí se advierten desde la primera página del primer capítulo. Entonces, en mi caso, me predispone a una sensación de que las páginas siguientes no estarán mejor.
Y no me equivocaba.
Pero, sacudiéndome un poco de esta predisposición, me concentré en la historia de Macarena y de Sergio, dos niños de clase acomodada con problemas de niños de clase acomodada que enfrentan el divorcio de sus padres de una manera que no nos causa la menor sorpresa. O quizá yo me esté equivocando, pero sus reacciones a los conflictos que sufren a veces están esbozados de una manera tan poco profunda que uno podría confundirla con la abulia.
Y tal vez este sea el mérito del libro: el retratar la abulia y la grisura con la que muchas personas enfrentan este tipo de problemas y los siguientes a la que la vida los enfrente.
¿Será que Macarena toma conciencia de este y, por ello, se pregunta que qué tiene de malo?

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miércoles, 29 de diciembre de 2021

Diario: una novela

DiarioDiario by Chuck Palahniuk
My rating: 2 of 5 stars

Tal vez sea precipitado decirlo, pero el gran mérito y aporte de Chuck Palahniuk a la literatura actual es y sigue siendo El club de la lucha, una novela basilar en su carrera, un texto de culto que originó una película dirigida por David Finch que obtuvo mucha mayor popularidad que la novela que le dio origen.
Luego de eso, llegó a mis manos Diario: una novela (2003), la historia de Misty, una estudiante de arte que devino en mesera de un centro turístico que se ha convertido en una cárcel para ella porque su esposo, Peter Wilmot, miembro de la familia propietaria de dicho centro, está en coma por varios meses debido a un intento de suicidio.
Visto desde aquí, pareciera un argumento bastante simple y predecible, pero se trata de una ficción salida de la retorcida imaginación de Palahniuk, y por ello una vuelta de tuerca era previsible que aparecería tarde o temprano en el mapa. Y cuando aparece no creo que consiga el mismo efecto que obtiene en su opera prima. Las complicaciones por las que nos quiere llevar esta novela hacen de su lectura a veces confusa y otras veces simplemente un camino soso sin mayor mérito ni por la forma en la que está narrada ni en los hechos. Muchos cabos sueltos que no son respondidas de manera verosímil y que más parecen puestas para que la novela avance del asfixiante coma en la que ella misma se ha metido y nos ha metido.
Aunque es rescatable un personaje como Misty, con quien podemos empatizar e interiorizar en el conflicto que la agobia: tiene todas las expectativas de su vida frustradas y está atada a un matrimonio que la está terminando de hundir. Puedo entender su enojo, sus ganas de terminarlo todo, incluso el que vaya al hospital a ver a Peter, que cada día se deteriora más y es casi una momia entubada a un respirador. Ella es, como no podría ser de otra manera, una integrante de la generación X a la que se le prometió todo y no se le dio nada. Personajes así son siempre bienvenidos en las novelas cuando están bien desarrollados.


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Ensayos completos, Paul Auster


Ensayos completosEnsayos completos by Paul Auster
My rating: 4 of 5 stars

Hace años tuve la oportunidad de leer El palacio de la luna y Leviatán, dos novelas que me mostraron una forma distinta de contar una novela, dos conflictos que me atraparon de principio a fin y me dejaron desolado en medio de una calle desierta oscura al final; pues si hay algo que no se le puede reclamar a Paul Auster es que consienta a tu soledad, que te arrope en una noche fría y te traiga una bebida caliente. No. Auster te saca del confort y de la calidez de la mentira y te sumerge en tu más descarnada soledad.
Desde estas primeras lecturas de este novelista pasó mucho tiempo hasta que llegó a mí un tomo completo de los ensayos de este escritor estadounidense nacido en 1947 y fanático del béisbol, deporte que nunca entenderé. Empieza con La invención de la soledad (1982) y termina con dos de las mejores entrevistas que se ha hecho a Auster, y en medio están libros y textos que te ayudan a entender quién es este escritor, de dónde viene, cómo es que ha pensado su oficio y cómo se ha forjado su carácter desde dos puntos de vistas bastante marcados: la carencia y la soledad, que prácticamente son lo mismo en muchos aspectos.
Por la gran cantidad de páginas que tiene este volumen, mi lectura fue fragmentaria. Como la primera parte está integrada de libros como el mencionado o El cuaderno rojo (1993), A salto de mata (1998), entre otros. Estos los pude terminar casi de un tirón, aunque por momentos me costaron, sobre todo La invención de la soledad, en la que Auster ensaya en tercera voz la remembranza de su padre, quien había fallecido recientemente.
Podría considerarse otra segunda gran parte en la que se incluyen artículos de opinión y demás textos breves como prólogos o columnas en las que el autor da cuenta de diversos temas de mucho interés, y de personajes grandiosos como Philippe Petit, el funambulista francés que cruzó las desaparecidas torres gemelas de la ciudad de Nueva York; de Art Spiegelman, el gran caricaturista de humor tan ácido y talento tan afilado que le han valido varias carátulas de la más famosa revista neoyorquina, The New Yorker; de Reznikoff; de Hawthorne; de Salman Rushdie; de Mallarmé y su hijo; de tantos poetas franceses que Auster tradujo en sus tiempos setenteros y parisienses. En fin, una caterva nutrida que podrás leer de un tirón, si tienes el tiempo, o de la que podrás ir picando poco a poco en muchos días o semanas. Ya depende de cada lector.
No hay pierde con este libro, que te ofrece una vista de muchas décadas de este autor que feneciera como poeta y traductor y resurgiera en los ochentas como uno de los más renombrados novelistas de su generación.

Por: Christian Ávalos


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domingo, 29 de agosto de 2021

La puerta abierta

La puerta abiertaLa puerta abierta by Peter Brook
My rating: 4 of 5 stars

La puerta abierta es un pequeño libro de ensayos que reúne tres conferencias dadas por Peter Brook: «La astucia del aburrimiento», «El pez dorado» y «No hay secretos», las que le sirvieron de base para formar estas reflexiones en torno a la interpretación y el teatro.
De lejos, la parte más extensa es la primera, en la que Brook trae a colación algunos conceptos de su anterior libro El espacio vacío y la enseñanza que este encierra: para hacer teatro basta únicamente un espacio en el que un hombre sea observado por otro. Pues no hace falta más para que exista el acto teatral.
Y al respecto de este, es cierto que se afirma que el «teatro es vida», pero no por eso es fácil representar la vida en un escenario, lo que hace muy importante la función de los actores, los cuales han recibido años y años de entrenamiento para ser verosímiles y naturales incluso en las acciones que pareciesen las más fútiles. De manera tal que esto se presente como el elemento más importante para una obra teatral: el elemento humano, pues una buena interpretación haría fluir la energía en el escenario, no solo porque estos interiorizan el papel, sino que también fluyen con sus compañeros y, además, con el público. Esto hace que una obra esté viva, y cumpla —a mi parecer— con la premisa de que el teatro es la mejor metáfora de la vida.
Es importante también atener a lo que afirma Brooks sobre el aburrimiento, pues lo utiliza para cuestionarse sobre la obra que esté dirigiendo. Si la obra aburre, ¿se debe a uno mismo o algo está fallando en la puesta en escena? Interesante método es el de probar la obra frente a un grupo de niños, los cuales son insobornables cuando están aburridos. Si la obra los aburre, es porque no se está yendo por el camino correcto.
En esta parte, además también profundiza en el trabajo del actor y en el manejo que este debe tener sobre su cuerpo, su principal herramienta.
La metáfora del segundo ensayo sobre el pez dorado es muy ilustrativa. El pez dorado es la presea deseada de cualquier pescador, es decir de todo teatrista que quiere capturar al público y para eso debe ser siempre sorprende, no puede ser convencional, porque de esa manera solo sería aburrido. Y hay mucha verdad en esto. La esencia del teatro es siempre ser arriesgado, y no conformarse con la medianía de lo convencional.
Finalmente, la última parte, «No hay secretos» nos habla de eso, precisamente: no hay una fórmula secreta en el teatro. El campo de juego, el escenario, va evolucionando siempre y está en manos del director darle la forma final, la cual va mutando y puede no estar tranquila hasta el último día y hasta puede que ni siquiera responda a la visión primigenia que tenía de la obra.


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El club de la pelea

El club de la peleaEl club de la pelea by Chuck Palahniuk
My rating: 4 of 5 stars

Chuck Palahniuk es un autor que saltó a la fama con una novela brutal que lleva el título de El club de la pelea (1996). No sé si haya alguien a quien se le haya ocurrido hacer una marca de jabones que lleve ese nombre, pero me atrevería a decir que tendría mucho éxito. Yo lo usaría.
De hecho, en el ejemplar que leí (una versión de bolsillo) hay un prefacio del autor en el que nos cuenta cómo la fama del club (de quien paradójicamente no se puede hablar porque sería contravenir la primera —y la segunda— regla de dicho club) superó a la de su autor gracias a la muy famosa adaptación al cine dirigida por David Fincher en 1999. Fue esta película la que le aseguró al club un lugar en la cultural popular. Claro, ¿qué película puede pasar desapercibida si tiene a Brad Pitt, Helena Bonham Carter y a Edward Norton como protagonistas y está dirigida por Fincher? Tanto la película (como el texto de Palahniuk) le dieron forma y fondo a la voz de una generación desencantada.
Pero vayamos por partes: en El club de la pelea el narrador nos cuenta su vida, que es en resumen un himno a la mediocridad, hecho que no parece importarle; sin embargo, de él surge la profunda voz de su subconsciente manifestada mediante un trastorno de identidad disociativo que adquiere el nombre de Tyler Durden. Es esta personalidad disociada la que tiene un nombre y una fuerte personalidad, a diferencia del narrador que no tiene ni lo uno ni lo otro. Así, empieza un extraño culto: la creación de un club en el que los hombres se rompen la crisma todas las noches para escapar de vidas similares en mediocridad y grisura a la del narrador. A lo largo de la novela vemos cómo la personalidad de Durden subyuga a la de nuestro héroe y es este el que finalmente tiene que luchar contra Tyler para detener toda una serie de atentados terroristas que este ha armado con los miembros del club.
Nuestro narrador ha llegado hasta este extremo por el hecho de que tiene una vida completamente alienada en la que se ve inmerso sin escapatoria. Las cosas que posee (su departamento, sus muebles) han acabado poseyéndolo y quitándole todo rastro de humanidad. Esto le produce insomnio y en busca de ayuda asiste a varios grupos de apoyo en donde conoce a Marla, curiosamente en un grupo de apoyo a enfermos de cáncer testicular. Sin ella no se explica todo lo que pasa después. Ella simboliza todo lo que él aspira, pero que no puede conseguir, pues es un ser desprovisto de toda gracia. Por ello es Tyler el que empieza a llevar las riendas del cuerpo que comparte con el narrador.
Este álter ego es una especie de realización de todas las promesas que a la Generación X le hizo la televisión y la sociedad de consumo y que también se encargaron de defraudar: es el tipo al que le sobra la confianza en sí mismo y que puede llevarse fácilmente a la chica a su cama. Es una especie de superhombre nietzscheniano, solo que se concretó en la retorcida conciencia del narrador. El superhombre aquí no es una meta a la que llega el ser humano luego de seguir los pasos de Zaratustra, es más bien una condición patológica.
Es una novela que no te deja indiferente. El estilo de Palahniuk no será muy refinado, pero es efectivo y va adonde quiere ir a veces sin dorarte la píldora, simplemente mostrándote con una flecha de neón enorme donde está la mugre. Totalmente recomendable.


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Un lento aprendizaje

Un lento aprendizajeUn lento aprendizaje by Thomas Pynchon
My rating: 2 of 5 stars

Thomas Pynchon ha forjado su propio mito como un escritor huidizo a las cámaras imprudentes, por las que muy rara vez se ha dejado retratar. Autor de ocho grandes novelas, este autor, a quien conocemos por sus obras más que por su efigie —como si él se hubiese tomado muy en serio el mensaje evangélico de San Mateo—, nos presenta en este breve volumen cinco de sus primeros relatos a los que somete a la crítica de su propio yo maduro. Son relatos escritos cuando Pynchon estaba entre los 21 y los 27 años y que no salen muy bien parados de la autocrítica retrospectiva.

En un prólogo que se incluye en este volumen es acaso lo mejor del libro, porque en él Pynchon enumera los defectos que estos relatos tienen y cómo es que, años después, son causa de vergüenza para él. Pero, contraponiéndose a esa sensación, opta por volverlos a publicar y someterlos al juicio de los demás.

Quien ha leído sus novelas (muchas de ellas voluminosas, sobre todo El arcoíris de la gravedad y Mason y Dixon), sabe que enfrentarse al estilo de ese escritor puede muchas veces ser extenuante y puede causar un serio caso de intolerancia a la frustración (o sea marcarte una pica muy grande) pues su prosa fraccionada hace que sea difícil de leer por más atención que tú le estés prestando. En estos relatos primigenios encontramos un Pynchon quizá más fácil de digerir, pero por lo mismo son escritos en los que el estilo que ha encumbrado a este autor aún no está del todo presente.

Creo que la utilidad más importante que un aspirante de escritor le puede encontrar a este libro es que funciona casi como un manual de instrucciones para descifrar no solo cómo el autor es destrozado por sí mismo y también además como caja negra de cuál fue la ruta que siguió su mente y su talento para luego pergeñar textos como los de sus más grandes novelas, fraccionado, a veces insufrible, caótico a primera vista. Tan cargados de sentido en una posterior (o posteriores) lectura(s).


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domingo, 11 de julio de 2021

Fahrenheit 451

Fahrenheit 451Fahrenheit 451 by Ray Bradbury
My rating: 5 of 5 stars

Me resulta triste imaginar un mundo en que estén prohibidos los libros y en el que el simple ejercicio de pensar sea causa de que se te trate como un revoltoso o de se te persiga. Sin embargo, también me aterra la posibilidad de que ya estemos viviendo en un mundo muy cercano a lo que muchas novelas nos advirtieron que sucedería, como es el caso de 1984, Un mundo feliz, Mañana las ratas, El cuento de la criada, La chica mecánica o, como el caso de esta fantástica novela: Fahrenheit 451, escrita por el estadounidense Ray Bradbury. ¿Es que ya estamos inmersos en una sociedad totalitaria y no nos hemos dado cuenta?

La temperatura a la que arde el papel es de 451 grados Fahrenheit, como bien lo indica el epígrafe de esta novela, y es además el número que es parte de la insignia de la compañía de bomberos a la que pertenece nuestro protagonista Guy Montag, cuerpo que se encarga de detectar dónde hay libros y quemarlos hasta convertirlos en cenizas. En este mundo, los bomberos no se dedican a apagar incendios. Benjamin Franklin los creó que 1790 para dedicarse a esta «noble» acción social. ¿Habrá sido cierto que este padre de la patria estadounidense creó a los bomberos para quemar libros a mansalva? ¿O tal vez fue una alteración de la historia, una mentira que hicieron verdad oficial y la repitieron tantas veces y cuya «veracidad» ya no fue discutida? Las similitudes con las noticias falsas o fake news de la actualidad saltan a la vista.

Montag está casado con Mildred, una mujer con la que mantiene una fría relación conyugal y quien, pese a que, en apariencia, está cómoda en la sociedad en la que vive, en el fondo parece ser consciente de su miseria e intenta matarse con una sobredosis de pastillas. No lo consigue, pero este hecho no parece alterar en lo mínimo su rutina de conversar con sus amigas y ver una especie de reality show que trasmite la televisión/pared, la cual es la principal fuente de entretenimiento en este mundo disfuncional. No pareciera ser ficción, pero tampoco es realidad, es solo una forma de interactuar con la pantalla y los «familiares» (los actores que interactúan con Mildrer). Como figura femenina opuesta a la de Mildred está una jovencita de 17 años llamada Clarice, quien a pesar de su breve aparición hace que Montag, por primera vez, se haga una pregunta gravitante: ¿eres feliz haciendo lo que haces?

Y también está el diablo: el jefe Beatty, quien es el Satán de esta historia; es la figura que está constantemente poniendo en aprietos a Montag, jugando con él y señalando los defectos de los libros y de la lectura. La lectura no es buena, le dice, sino ¿por qué tanta gente decidió dejar de leer? El pérdida de hábito es la original motivación o excusa para empezar a quemar libros, pero en el trasfondo siempre hay una motivación política, tener adormilada a una población, a la que solo se le hace consumir lo que aparece en la televisión/pared para ocultarles muchos hechos relevantes que pasan sin que la población lo advierta. Una guerra, por ejemplo.

Está, finalmente, el viejo profesor Faber, el cual trata de ayudar a Montag en sus planes, pero cuando todo se sale de control, deciden separarse para evitar caer ambos en garras de los sabuesos robóticos.

Mirando un poco alrededor, veo que esta realidad está aterradoramente cercana a esa ficción predictiva.

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domingo, 6 de junio de 2021

Reseña de Los olvidados (no los de Buñuel, los míos), de Rossana Díaz Costa

Los olvidados (no los de Buñuel, los míos)Los olvidados by Rossana Díaz Costa
My rating: 3 of 5 stars

La directora de cine Rossana Díaz Costa escribió hace más de quince años un libro de relatos (¿autobiográficos?) que llevan el nombre de una película de Luis Buñuel, quizá uno de los directores que más admire la realizadora peruana. En este libro tenemos distintos relatos de irregular calidad, pero que coinciden en estar planteados en un lenguaje intimista, fresco y hasta cierto punto irreverente.
De todos estos, podemos destacar los siguientes:
«Con Alfredo en La Coruña». Aunque yo creí que este texto era una crónica sobre una experiencia de la autora, Díaz Costa se refiere a este como un cuento. En él tenemos a una joven estudiante que se encuentra con el autor Alfredo Bruce Echenique y con quien tiene un breve encuentro en una feria del libro. De todo el libro, esta parte (la primera) tiene textos más bien reflexivos y nostálgicos que nos cuentan pasajes de su vida familiar a los que trata con la tranquilidad felicidad que con la que se recuerden las cosas que ya no causan dolor.
En la segunda parte, están más bien relatos relacionados con el viaje y la migración. De aquí, de lejos, me quedo con el relato «Achtung, Andalucía», en el que la protagonista conoce en su viaje a auto-stop a una turista alemana, con la que comparten peripecias y con la que construye una fascinante amistad de camino. Es muy entretenido y creo que, si se animase, Díaz Costa podría hacer una gran película con este.
De la tercera parte destacan los relatos «Novecento» (I y II) en los que la narradora cuenta un extracto de su historia familiar, más precisamente de sus dos abuelas, las cuales tienen historias fascinantes y tristes, en las que destacan —aunque en verdad en todo el libro se respira una atmósfera así— la fortaleza de las mujeres que salen adelante aunque tenga un panorama adverso frente a ellas.

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Reseña de Los abismos, de Pilar Quintana

Los abismosLos abismos by Pilar Quintana
My rating: 2 of 5 stars

Este año el premio Alfaguara se fue para Colombia. La autora Pilar Quintana se hizo acreedora a este premio luego de vencer en una convocatoria que ha llegado al tope histórico de más de 2400 manuscritos presentados, frente a los poco más de 600 de la edición anterior.
Tras la publicación de la exitosa novela La perra (2017), la escritora colombiana pertenecientes a la generación de los Bogotá 39 alcanzó renombre internacional, y pasó a ser una de las voces femeninas jóvenes más influyentes de su país, este proceso de consagración de su carrera profesional llega aun más alto con la obtención del premio Planeta 2021, el cual se desarrolló por primera vez con novelas enviadas de manera virtual desde distintos puntos del globo, batiendo récords históricos.
Esta novela, como muchas otras con protagonistas de esta edad, es una historia sobre la pérdida de la inocencia. Claudia, de ocho años, nos cuenta su vida en «la selva» del departamento en Cali en donde vive con sus padres, los cuales no pasan por un buen momento, situación que, conforme nos la va contando Claudia, se nos presenta como un hogar quebrado desde hace tiempo en el que poco amor ha habido y más bien sí mucho silencio e incomunicación, es decir que rara vez el piloto automático era desactivado para tomar la rienda de una crisis.
El texto de Pilar Quintana, al optar por contarnos todo desde la perspectiva de una niña privilegiada de una familia clase media de un hogar tradicional, torea con cierta sutileza los momentos más crudos que pasa esta familia, como la infidelidad de la madre y la posterior guerra fría que existe entre ella y la tía Amelia (daño colateral de esta relación paralela). Sin embargo, de lo que no pueden proteger a la niña es de las historias de las que Claudia se va enterando de oídas de lo que ve en las noticias o lee. Sobre de los traumáticos hechos de suicidio de algunas mujeres conocidas de su familia, los cuales, encuentran ciertas coincidencias con otras muertes de mujeres famosas, desgracias que —se nos da a entender— han sido disfrazados de accidentes cuando en verdad fueron suicidios. Así, se sugiere que mujeres como Natalie Wood, Grace Kelly y Karen Carpenter en verdad se quitaron la vida por no soportar más las condiciones en las que vivían.
Estas muertes son importantes para la narración porque sirven a Quintana como excusa para ir al fondo, nunca mejor dicho, de los abismos —físicos y metafóricos— que rodean la vida de mujeres que tienen que vivir su vida en silencio. Cuando estas muertes suceden en el entorno cercano de Claudia, es ella la que empieza a cuestionarse el atractivo de los abismos, lo que concluye con el desenlace con su muñeca Paulina. Metafóricamente, quizá, en la historia de su abuela había otro abismo, que separó siempre a esta de la madre de Claudia.
A pesar de diálogos muy interesantes que nos retratan a una Claudia muy inteligente y despierta, la novela solo pasa por el tema intenta plantear de manera muy superficial, lo que deja un poco fuera de lugar al título. La prometida idea de profundidades (del alma, del dolor, de la soledad) solo se muestran de manera ligera. Y a veces uno se decepciona ante la promesa de que reviente un conflicto, pero en vez de eso se va desinflando como un globo de helio que se va hundiendo en un abismo de medianidad.

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Reseña de El tambor de hojalata

El tambor de hojalataEl tambor de hojalata by Günter Grass
My rating: 4 of 5 stars

No ha sido fácil para mí la lectura de El tambor de hojalata. Este libro, publicado por primera vez en 1959, supuso para Günter Grass, su autor, su consagración internacional y también el punto más alto de su narrativa y nos presenta una visión falsamente inocente, desgarradora y grosera de una Alemania que se encaminó de forma alegre hacia el abismo.
Y la dificultad que presenta esta novela es porque el Oskar que nos cuenta lo que vivió en los años de la Segunda Guerra Mundial es tal vez un personaje fantástico. Su condición de paciente de un hospital psiquiátrico hace que uno ya empiece a dudar un poco de todo lo que nos cuenta y a seguir o a adecuarse a una convención en la que advertimos que todo lo dicho por él debe estar sumido en la pátina de lo enajenado. ¿Estuvo realmente Oskar donde afirma en su narración? ¿Dejó de crecer o solamente tomó una actitud infantil para hacer más tolerable su propia existencia? Pero casi de inmediato uno recuerda pasajes como que el padre de Oskar, Alfredo, ya estaba pasando piola hacía rato y no cumplía con las políticas de higiene racial entregando a Oskar para que viera a los dioses nórdicos sin escalas.
Por otro lado, Oskar cuenta con mucho detalle todo lo que pasó en esa parte de Prusia, en la que convivieron cachubas, polacos y alemanas en relativa paz hasta que estos últimos empezaron a consumir nazismo a lo loco y empezaron con la insania de segregar y matar. A lo que respondió Oskar con su tambor y su tamaño ridículamente pequeño, pues, como había dejado de crecer a los tres años, pasaba el tiempo y parecía más un Kobold musical con ese tambor que nunca cesaba y que había reemplazar cada cierto tiempo pues quedaba como una chatarra inservible. Así, asistimos a una cátedra de historia polaco-germana en clave de realismo mágico, en la que Oskar es capaz de decidir sobre su crecimiento corporal, estallar vidrios con la voz y poner a bailar a todo una concentración de camisas pardas tan solo armado de su tambor.
El tambor de hojalata funciona además como una hermosa metáfora sobre la migración y la marginación, pues enajenado o no, ingenuo o no, Oskar nos cuenta cómo poco a poco las cosas entre las diferentes etnias fueron acercándose al punto de ignición y explosionan finalmente en la irracionalidad de la invasión nazi de Polonia en unas de las escenas más hermosas y terribles del libro: la quijotesca misión de la caballería polaca contra los Panzer alemanes y la romántica defensa del correo polaco.
Pero también es un claro manifiesto antibélico y antifascista. Nada bueno vino de la guerra para la familia Matzerath y este mundo además se reveló poco favorable para personas como Oskar. Su escape a Francia y su reflexión final son un claro ejemplo de que su espíritu estaba más allá de lo que sus perseguidores suponían de él.


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domingo, 31 de enero de 2021

Leer el libro (reseña)

Leer el mundo. Experiencias actuales de transmisión culturalLeer el mundo. Experiencias actuales de transmisión cultural by Michèle Petit
My rating: 4 of 5 stars

Conseguir trasmitir el hábito de la lectura —y en general, el acercamiento al teatro, a los conciertos a la visita a museos y galerías de arte— en las generaciones más jóvenes se ha hecho una tarea cada vez más ardua para los promotores y gestores culturales desde que los niveles de atención han disminuido enormemente y desde que el tiempo de estos está dividido en muchas pantallas que los rodean en todo momento.

Pero en los ensayos que nos presenta Michèle Petit en este libro nos da una enfoque distinto y refrescante sobre los caminos que la promoción de la lectura puede tomar, pues desde el mismo momento de nuestro nacimiento cada uno de nosotros ha establecido conexiones con su entorno y con elementos culturales que de una forma u otra pueden «gatillar» estímulos que nos acerquen a la lectura. Es cuestión de explorar en ellos.

Este conjunto de ensayos critica además el papel que los promotores tradicionales de la lectura cumplen porque en su afán de crear más lectores en las nuevas generaciones los ahuyenta, creando en ellos la presión por algo que no consideran cercano.

Petit comparte además, a lo largo de su libro, muchas anécdotas propias y ajenas vividas por ella sobre todo en su paso por muchos países de Latinoamérica, tierra que ella conoce y que le sirvió de inspiración para escribir este libro. Pese a la enorme «desventaja» que tiene el libro impreso frente a otros estímulos tecnológicos que tienen los jóvenes, la lectura encontrará sus caminos, porque todos tenemos necesidad de compartir algo que nos llena el espíritu.



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