martes, 13 de octubre de 2009

Epílogo soleado

Deportado de mi propia vida, dedico este último día de proceso editorial en el trabajo a rescatar del coma a mi semifiambre blog. Atrapado en estos muros, suelo no dejarle mucho tiempo a la imaginación, y aprovecho el tiempo para empacharme de ideas que se acumulan sin ser escritas: duermo ya mis ocho horas reglamentarias. Aún así, creo que tengo la vida sesgada, o más que eso, quebrada, echada a perder... Pero ¿por qué será? Fuera de quejas, y aunque la primera víctima sea este alicaído blog, mis mejores esfuerzos estarán dirigidos a sobrevivir con el gorro que yo mismo, muy orondo, me endilgué hace ya más de cuatro años: escritor. Además, claro, del que la vida, parece, me están poniendo, de taquito: editor. Vamos a ver qué sale. Supongo que volveré pronto por acá.

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