domingo, 6 de junio de 2021

Reseña de Los olvidados (no los de Buñuel, los míos), de Rossana Díaz Costa

Los olvidados (no los de Buñuel, los míos)Los olvidados by Rossana Díaz Costa
My rating: 3 of 5 stars

La directora de cine Rossana Díaz Costa escribió hace más de quince años un libro de relatos (¿autobiográficos?) que llevan el nombre de una película de Luis Buñuel, quizá uno de los directores que más admire la realizadora peruana. En este libro tenemos distintos relatos de irregular calidad, pero que coinciden en estar planteados en un lenguaje intimista, fresco y hasta cierto punto irreverente.
De todos estos, podemos destacar los siguientes:
«Con Alfredo en La Coruña». Aunque yo creí que este texto era una crónica sobre una experiencia de la autora, Díaz Costa se refiere a este como un cuento. En él tenemos a una joven estudiante que se encuentra con el autor Alfredo Bruce Echenique y con quien tiene un breve encuentro en una feria del libro. De todo el libro, esta parte (la primera) tiene textos más bien reflexivos y nostálgicos que nos cuentan pasajes de su vida familiar a los que trata con la tranquilidad felicidad que con la que se recuerden las cosas que ya no causan dolor.
En la segunda parte, están más bien relatos relacionados con el viaje y la migración. De aquí, de lejos, me quedo con el relato «Achtung, Andalucía», en el que la protagonista conoce en su viaje a auto-stop a una turista alemana, con la que comparten peripecias y con la que construye una fascinante amistad de camino. Es muy entretenido y creo que, si se animase, Díaz Costa podría hacer una gran película con este.
De la tercera parte destacan los relatos «Novecento» (I y II) en los que la narradora cuenta un extracto de su historia familiar, más precisamente de sus dos abuelas, las cuales tienen historias fascinantes y tristes, en las que destacan —aunque en verdad en todo el libro se respira una atmósfera así— la fortaleza de las mujeres que salen adelante aunque tenga un panorama adverso frente a ellas.

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Reseña de Los abismos, de Pilar Quintana

Los abismosLos abismos by Pilar Quintana
My rating: 2 of 5 stars

Este año el premio Alfaguara se fue para Colombia. La autora Pilar Quintana se hizo acreedora a este premio luego de vencer en una convocatoria que ha llegado al tope histórico de más de 2400 manuscritos presentados, frente a los poco más de 600 de la edición anterior.
Tras la publicación de la exitosa novela La perra (2017), la escritora colombiana pertenecientes a la generación de los Bogotá 39 alcanzó renombre internacional, y pasó a ser una de las voces femeninas jóvenes más influyentes de su país, este proceso de consagración de su carrera profesional llega aun más alto con la obtención del premio Planeta 2021, el cual se desarrolló por primera vez con novelas enviadas de manera virtual desde distintos puntos del globo, batiendo récords históricos.
Esta novela, como muchas otras con protagonistas de esta edad, es una historia sobre la pérdida de la inocencia. Claudia, de ocho años, nos cuenta su vida en «la selva» del departamento en Cali en donde vive con sus padres, los cuales no pasan por un buen momento, situación que, conforme nos la va contando Claudia, se nos presenta como un hogar quebrado desde hace tiempo en el que poco amor ha habido y más bien sí mucho silencio e incomunicación, es decir que rara vez el piloto automático era desactivado para tomar la rienda de una crisis.
El texto de Pilar Quintana, al optar por contarnos todo desde la perspectiva de una niña privilegiada de una familia clase media de un hogar tradicional, torea con cierta sutileza los momentos más crudos que pasa esta familia, como la infidelidad de la madre y la posterior guerra fría que existe entre ella y la tía Amelia (daño colateral de esta relación paralela). Sin embargo, de lo que no pueden proteger a la niña es de las historias de las que Claudia se va enterando de oídas de lo que ve en las noticias o lee. Sobre de los traumáticos hechos de suicidio de algunas mujeres conocidas de su familia, los cuales, encuentran ciertas coincidencias con otras muertes de mujeres famosas, desgracias que —se nos da a entender— han sido disfrazados de accidentes cuando en verdad fueron suicidios. Así, se sugiere que mujeres como Natalie Wood, Grace Kelly y Karen Carpenter en verdad se quitaron la vida por no soportar más las condiciones en las que vivían.
Estas muertes son importantes para la narración porque sirven a Quintana como excusa para ir al fondo, nunca mejor dicho, de los abismos —físicos y metafóricos— que rodean la vida de mujeres que tienen que vivir su vida en silencio. Cuando estas muertes suceden en el entorno cercano de Claudia, es ella la que empieza a cuestionarse el atractivo de los abismos, lo que concluye con el desenlace con su muñeca Paulina. Metafóricamente, quizá, en la historia de su abuela había otro abismo, que separó siempre a esta de la madre de Claudia.
A pesar de diálogos muy interesantes que nos retratan a una Claudia muy inteligente y despierta, la novela solo pasa por el tema intenta plantear de manera muy superficial, lo que deja un poco fuera de lugar al título. La prometida idea de profundidades (del alma, del dolor, de la soledad) solo se muestran de manera ligera. Y a veces uno se decepciona ante la promesa de que reviente un conflicto, pero en vez de eso se va desinflando como un globo de helio que se va hundiendo en un abismo de medianidad.

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Reseña de El tambor de hojalata

El tambor de hojalataEl tambor de hojalata by Günter Grass
My rating: 4 of 5 stars

No ha sido fácil para mí la lectura de El tambor de hojalata. Este libro, publicado por primera vez en 1959, supuso para Günter Grass, su autor, su consagración internacional y también el punto más alto de su narrativa y nos presenta una visión falsamente inocente, desgarradora y grosera de una Alemania que se encaminó de forma alegre hacia el abismo.
Y la dificultad que presenta esta novela es porque el Oskar que nos cuenta lo que vivió en los años de la Segunda Guerra Mundial es tal vez un personaje fantástico. Su condición de paciente de un hospital psiquiátrico hace que uno ya empiece a dudar un poco de todo lo que nos cuenta y a seguir o a adecuarse a una convención en la que advertimos que todo lo dicho por él debe estar sumido en la pátina de lo enajenado. ¿Estuvo realmente Oskar donde afirma en su narración? ¿Dejó de crecer o solamente tomó una actitud infantil para hacer más tolerable su propia existencia? Pero casi de inmediato uno recuerda pasajes como que el padre de Oskar, Alfredo, ya estaba pasando piola hacía rato y no cumplía con las políticas de higiene racial entregando a Oskar para que viera a los dioses nórdicos sin escalas.
Por otro lado, Oskar cuenta con mucho detalle todo lo que pasó en esa parte de Prusia, en la que convivieron cachubas, polacos y alemanas en relativa paz hasta que estos últimos empezaron a consumir nazismo a lo loco y empezaron con la insania de segregar y matar. A lo que respondió Oskar con su tambor y su tamaño ridículamente pequeño, pues, como había dejado de crecer a los tres años, pasaba el tiempo y parecía más un Kobold musical con ese tambor que nunca cesaba y que había reemplazar cada cierto tiempo pues quedaba como una chatarra inservible. Así, asistimos a una cátedra de historia polaco-germana en clave de realismo mágico, en la que Oskar es capaz de decidir sobre su crecimiento corporal, estallar vidrios con la voz y poner a bailar a todo una concentración de camisas pardas tan solo armado de su tambor.
El tambor de hojalata funciona además como una hermosa metáfora sobre la migración y la marginación, pues enajenado o no, ingenuo o no, Oskar nos cuenta cómo poco a poco las cosas entre las diferentes etnias fueron acercándose al punto de ignición y explosionan finalmente en la irracionalidad de la invasión nazi de Polonia en unas de las escenas más hermosas y terribles del libro: la quijotesca misión de la caballería polaca contra los Panzer alemanes y la romántica defensa del correo polaco.
Pero también es un claro manifiesto antibélico y antifascista. Nada bueno vino de la guerra para la familia Matzerath y este mundo además se reveló poco favorable para personas como Oskar. Su escape a Francia y su reflexión final son un claro ejemplo de que su espíritu estaba más allá de lo que sus perseguidores suponían de él.


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