domingo, 29 de agosto de 2021

La puerta abierta

La puerta abiertaLa puerta abierta by Peter Brook
My rating: 4 of 5 stars

La puerta abierta es un pequeño libro de ensayos que reúne tres conferencias dadas por Peter Brook: «La astucia del aburrimiento», «El pez dorado» y «No hay secretos», las que le sirvieron de base para formar estas reflexiones en torno a la interpretación y el teatro.
De lejos, la parte más extensa es la primera, en la que Brook trae a colación algunos conceptos de su anterior libro El espacio vacío y la enseñanza que este encierra: para hacer teatro basta únicamente un espacio en el que un hombre sea observado por otro. Pues no hace falta más para que exista el acto teatral.
Y al respecto de este, es cierto que se afirma que el «teatro es vida», pero no por eso es fácil representar la vida en un escenario, lo que hace muy importante la función de los actores, los cuales han recibido años y años de entrenamiento para ser verosímiles y naturales incluso en las acciones que pareciesen las más fútiles. De manera tal que esto se presente como el elemento más importante para una obra teatral: el elemento humano, pues una buena interpretación haría fluir la energía en el escenario, no solo porque estos interiorizan el papel, sino que también fluyen con sus compañeros y, además, con el público. Esto hace que una obra esté viva, y cumpla —a mi parecer— con la premisa de que el teatro es la mejor metáfora de la vida.
Es importante también atener a lo que afirma Brooks sobre el aburrimiento, pues lo utiliza para cuestionarse sobre la obra que esté dirigiendo. Si la obra aburre, ¿se debe a uno mismo o algo está fallando en la puesta en escena? Interesante método es el de probar la obra frente a un grupo de niños, los cuales son insobornables cuando están aburridos. Si la obra los aburre, es porque no se está yendo por el camino correcto.
En esta parte, además también profundiza en el trabajo del actor y en el manejo que este debe tener sobre su cuerpo, su principal herramienta.
La metáfora del segundo ensayo sobre el pez dorado es muy ilustrativa. El pez dorado es la presea deseada de cualquier pescador, es decir de todo teatrista que quiere capturar al público y para eso debe ser siempre sorprende, no puede ser convencional, porque de esa manera solo sería aburrido. Y hay mucha verdad en esto. La esencia del teatro es siempre ser arriesgado, y no conformarse con la medianía de lo convencional.
Finalmente, la última parte, «No hay secretos» nos habla de eso, precisamente: no hay una fórmula secreta en el teatro. El campo de juego, el escenario, va evolucionando siempre y está en manos del director darle la forma final, la cual va mutando y puede no estar tranquila hasta el último día y hasta puede que ni siquiera responda a la visión primigenia que tenía de la obra.


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El club de la pelea

El club de la peleaEl club de la pelea by Chuck Palahniuk
My rating: 4 of 5 stars

Chuck Palahniuk es un autor que saltó a la fama con una novela brutal que lleva el título de El club de la pelea (1996). No sé si haya alguien a quien se le haya ocurrido hacer una marca de jabones que lleve ese nombre, pero me atrevería a decir que tendría mucho éxito. Yo lo usaría.
De hecho, en el ejemplar que leí (una versión de bolsillo) hay un prefacio del autor en el que nos cuenta cómo la fama del club (de quien paradójicamente no se puede hablar porque sería contravenir la primera —y la segunda— regla de dicho club) superó a la de su autor gracias a la muy famosa adaptación al cine dirigida por David Fincher en 1999. Fue esta película la que le aseguró al club un lugar en la cultural popular. Claro, ¿qué película puede pasar desapercibida si tiene a Brad Pitt, Helena Bonham Carter y a Edward Norton como protagonistas y está dirigida por Fincher? Tanto la película (como el texto de Palahniuk) le dieron forma y fondo a la voz de una generación desencantada.
Pero vayamos por partes: en El club de la pelea el narrador nos cuenta su vida, que es en resumen un himno a la mediocridad, hecho que no parece importarle; sin embargo, de él surge la profunda voz de su subconsciente manifestada mediante un trastorno de identidad disociativo que adquiere el nombre de Tyler Durden. Es esta personalidad disociada la que tiene un nombre y una fuerte personalidad, a diferencia del narrador que no tiene ni lo uno ni lo otro. Así, empieza un extraño culto: la creación de un club en el que los hombres se rompen la crisma todas las noches para escapar de vidas similares en mediocridad y grisura a la del narrador. A lo largo de la novela vemos cómo la personalidad de Durden subyuga a la de nuestro héroe y es este el que finalmente tiene que luchar contra Tyler para detener toda una serie de atentados terroristas que este ha armado con los miembros del club.
Nuestro narrador ha llegado hasta este extremo por el hecho de que tiene una vida completamente alienada en la que se ve inmerso sin escapatoria. Las cosas que posee (su departamento, sus muebles) han acabado poseyéndolo y quitándole todo rastro de humanidad. Esto le produce insomnio y en busca de ayuda asiste a varios grupos de apoyo en donde conoce a Marla, curiosamente en un grupo de apoyo a enfermos de cáncer testicular. Sin ella no se explica todo lo que pasa después. Ella simboliza todo lo que él aspira, pero que no puede conseguir, pues es un ser desprovisto de toda gracia. Por ello es Tyler el que empieza a llevar las riendas del cuerpo que comparte con el narrador.
Este álter ego es una especie de realización de todas las promesas que a la Generación X le hizo la televisión y la sociedad de consumo y que también se encargaron de defraudar: es el tipo al que le sobra la confianza en sí mismo y que puede llevarse fácilmente a la chica a su cama. Es una especie de superhombre nietzscheniano, solo que se concretó en la retorcida conciencia del narrador. El superhombre aquí no es una meta a la que llega el ser humano luego de seguir los pasos de Zaratustra, es más bien una condición patológica.
Es una novela que no te deja indiferente. El estilo de Palahniuk no será muy refinado, pero es efectivo y va adonde quiere ir a veces sin dorarte la píldora, simplemente mostrándote con una flecha de neón enorme donde está la mugre. Totalmente recomendable.


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Un lento aprendizaje

Un lento aprendizajeUn lento aprendizaje by Thomas Pynchon
My rating: 2 of 5 stars

Thomas Pynchon ha forjado su propio mito como un escritor huidizo a las cámaras imprudentes, por las que muy rara vez se ha dejado retratar. Autor de ocho grandes novelas, este autor, a quien conocemos por sus obras más que por su efigie —como si él se hubiese tomado muy en serio el mensaje evangélico de San Mateo—, nos presenta en este breve volumen cinco de sus primeros relatos a los que somete a la crítica de su propio yo maduro. Son relatos escritos cuando Pynchon estaba entre los 21 y los 27 años y que no salen muy bien parados de la autocrítica retrospectiva.

En un prólogo que se incluye en este volumen es acaso lo mejor del libro, porque en él Pynchon enumera los defectos que estos relatos tienen y cómo es que, años después, son causa de vergüenza para él. Pero, contraponiéndose a esa sensación, opta por volverlos a publicar y someterlos al juicio de los demás.

Quien ha leído sus novelas (muchas de ellas voluminosas, sobre todo El arcoíris de la gravedad y Mason y Dixon), sabe que enfrentarse al estilo de ese escritor puede muchas veces ser extenuante y puede causar un serio caso de intolerancia a la frustración (o sea marcarte una pica muy grande) pues su prosa fraccionada hace que sea difícil de leer por más atención que tú le estés prestando. En estos relatos primigenios encontramos un Pynchon quizá más fácil de digerir, pero por lo mismo son escritos en los que el estilo que ha encumbrado a este autor aún no está del todo presente.

Creo que la utilidad más importante que un aspirante de escritor le puede encontrar a este libro es que funciona casi como un manual de instrucciones para descifrar no solo cómo el autor es destrozado por sí mismo y también además como caja negra de cuál fue la ruta que siguió su mente y su talento para luego pergeñar textos como los de sus más grandes novelas, fraccionado, a veces insufrible, caótico a primera vista. Tan cargados de sentido en una posterior (o posteriores) lectura(s).


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