viernes, 7 de diciembre de 2007

Un día que me asomé a ver... Ricordate di me


Y una de las pocas cosas que vale la pena ir a ver al cine es Ricordati di me. Ni pregunten cómo la vi, porque no lo voy a contar (tengo aún un pequeño pudor). El caso es que es recomendable y nada despreciable esta película del mismo director de L'ultimo bacio, Gabriele Muccino. De este mismo director hubo una película el año pasado en nuestras carteleras, protagonizada por Will Smith, "The Pursuit of Happyness", la que no vi, pero pronto quisiera ver.

Pero me quisiera detener en los puntos en común que existen entre L'ultimo bacio y Ricordati di me.

La primera historia versaba sobre el miedo a la madurez de unos jóvenes burgueses que van entrando a la treintena con muchas dudas en la cabeza, y deciden irse por el mundo en búsqueda de eso que no quieren que se les arrebate de las manos: la vitalidad. Y cada uno va viviendo una crisis: el matrimonio, la infidelidad, la muerte. Cosas que no estaban preparados para asumir en sus vidas que encontraban tan vacías.

Uno de ellos, Carlo (Stefano Accorsi), estando a punto de casarse con Giulia (Giovanna Mezzogiorno), su prometida, se enreda en una aventura con una jovencita de 18 años que lo hace otra vez sentir la vida que, por otro lado, parece que se le escapa. Él al final renuncia a echar su vida por la borda con esta jovencita, que no representa nada en ella, salvo un hermoso y apasionado desenfreno.

Cosa distinta pasa con el Carlo (Fabrizio Bentivoglio) y la Giulia (Laura Morante) de Ricordati di me, quienes conforman un matrimonio que ha vivido sin amor y en la rutina, siguiendo una historia de frustraciones adornadas de aparente felicidad familiar, felicidad que sucumbe cuando a la vida de Carlo vuelve un viejo amor de juventud, que lo hace (a diferencia del otro Carlo) recordar verdaderos momentos de felicidad y plenitud, cuando él, escritor frustrado, puede despercudir un poco esa novela inconclusa que, gracias a este impulso que Alessia, su ahora amante (Monica Belucci), le ha vuelto a dar a su vida, buscará terminar por fin.

Cómo se van tejiendo esta historia con la propia historia de las frustraciones y éxitos de la esposa Giulia y la hija Valeria (Nicoletta Romanoff), sin contar a Paolo (Silvio Muccino, a quien también puede verse en la película Manuale de amore), nos tiene muy presente que Gabriele Muccino es además el guionista de ambas (por cierto, qué mal que ambas parejas protagonistas sean homónimas). Las historias cambiaron de escenarios y de roles dentro de la película, pero en el fondo es la misma historia de búsqueda de felicidad en las vidas que las falsas comodidades nos han hecho creer que tenemos.

La película no es mala, llega a entretener muchísimo, y sobre todo podemos ver a la Belucci, aunque no haga un gran papel.
Una peleíta en L'ultimo bacio, tras descubrirse al tramposo...




Y en Ricordati di me, cuando al jugador de turno lo ampayan...


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