viernes, 28 de julio de 2006

¿De qué patria me estás hablando?

En las últimas horas, aquí, en esto que la mayoría insiste en llamar Perú, se han dado cambios, que alguien con ingenuo entusiasmo podría calificar de "importantes". Alan García Pérez, presidente ya en el periodo 1985-1990, ha tomado el mando de la Casa de Pizarro. Juramentó a todo su Gabinete y días antes, la recua mejor pagada de la tierra juramentó por Fujimori, Ollanta, la memoria de Víctor Raúl Haya de la Torre, Lay Fung, Yola Polastri, Mirtha Patiño y el Loro Lorenzo, Nelson Palomino, los pueblo cocalero de la cuenca del río Ene, la lista es extensa y absurda. De haber sido yo congresista electo, hubiese juramentado por la Abeja Maya, los Cabelleros del Zodíaco, Juan Carlos Onetti y Gonta, que me enseñó mis primeras manualidades aunque nunca le escuché una sola palabra.

Me he sentado a ver televisión con el desinterés mordaz con que veo a una persona que es asaltada en la calle. Escuché las palabras del presidente entrante, que sonaban a profesora de Charlie Brown. La gente aplaudía y yo comía arroz con un bistec encebollado, mientras me preguntaba si sería esa quizá la última vez que vería carne en la mesa de mi casa. Afuera, por la ventana, escuchaba el ruido de las fiestas que, por este día 'especial', se han multiplicado en una de cada diez casas. La gente festeja, sin tener claro qué es, la independencia de nuestor querido país; festejan (no puedo decir que festejamos) con un país dividido, con una cultura dominante que está cada vez más ajena a cualquier vecino de San Juan de Lurigancho, o de alguna otra zona pobre de Lima o de otra parte del país.

¿Quién gobierna? ¿Para quién gobierna? Las dudas en los corazones de muchos peruanos se juntan hoy y gritan todas al mismo tiempo, es por eso que nadie escucha al otro, por donde uno pueda pasar, hay un altoparlante que vomita furiosamente ruidosos huaynos, marineras o cumbias de gente que (ya son las seis de la tarde) a duras penas puede mantenerse en pie. ¿Cuántos países hay dentro de este? Si pudiera preguntarle a alguien que vive en el caserío más alejado de Loreto qué me diría si le preguntara qué cosa considera su patria. Preguntémosle a alguien que ha emigrado hacia la capital, que ha hecho ese viaje símbolo del lastre de nuestra cultura, del centralismo asfixiante, ¿Qué sería para él patria?

¿Qué será patria para la mayoría que padece las podredumbres de nuestra sistema educacional y de nuestra pluricultura mortalmente alienada por tantas cosas superfluas de una cultura lastre en el mundo? Todo es conjunto de personas de distintos orígenes y de opuestos intereses intentan (sin luz, sin guía, sin Virgilio, a tientas y a ciegas) llevar un país que no conocen para un sólo camino.

Para un inmigrante como yo, que salió de su pequeño pueblo (origen de todo su alma aún partida) para ver el mundo desde la perspectiva de la capital, la patria se ha reducido a alguno escasos recuerdos de mi niñez y de mi adolescencia, a mí mismo y a nadie más. Ya ni siquiera mi barrio, del cual, en ningún momento, yo pude formar parte. Para mí, mi patria se reduce a mí mismo, sin instituciones y bajo mi dictadura sobre nadie más que yo. El espacio que me pueda rodear es sin duda un elemento importante, pero secundario. Quizá las ganas de viajar que siempre he tenido me hagan ver las cosas de diferente forma. Esto que algunos aún llaman Perú, mi terruño escaso, patria querida mía, Paramonga, la mínima expresion de mi Perú roído, víctima de todos mis pensamientos, de todo mi amor y de todo mi odio.

He nacido desarraigado, de un país, de una familia, de un grupo social. Para una persona como yo, no hay patria que me defina, patria es mi espacio, es Sudamérica quizá, quizá solo el cuarto donde está esta computadora donde escribo.

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