jueves, 24 de enero de 2008

Una novia errante

Inés camina hacia el bosque, va internándose sin saber qué pasó ni qué hacer... sin saber siquiera si hay alguna razón para que Miguel se haya quedado en el bus, y ella ahora camine sin él hacia unas románticas vacaciones a Mar de Las Pampas, completamente sola.

La tragicomedia de Inés es la misma que ha (hemos) tenido tanta gente que no sabe cómo reaccionar ante el asalto inesperado de la soledad, ante la aterradora visión de una foto romántico de dos, donde solo queda uno.

Ana Katz (1975) nos regala esta estampa (acaso autobiográfica) muy bien narrada con aire de íntimo miedo, de intimidad esquizofenia en su segundo largometraje. Una novia errante (2006) nos muestra los días "vacacionales" qie Inés pasa sin Miguel, un tipo indiferente a ella, que recibe todo tipo de quejas de parte de su pareja, como si la propia Inés de reflejara en él y le dijera lo que no tiene el valor de decírselo a ella misma: inconsistente, eso le dice ella a él, y luego, si él no muestra interés, se pregunta por qué no le interesa, y le cuelga, y le vuelve a llamar, y le cuelga, y lo vuelve a llamar. Si te sientes reflejado, no es tu culpa, ya somos dos.


El "fantasma" que cubre toda la película es: ya no es tiempo del amor, pues todo nos indica que Inés está en un tiempo que no es para ella. Una playa en época otoñal, un amor que ya no existe y muestras de afecto de una persona que no le interesa en absoluto. Y como si le diera la espalda a las personas que (para bien o para mal) ahí están con ella, su familia.

Si tienes tiempo para ir al CC de la PUCP, chequea el listín y verás cuando la proyectan. ALguna lección sacarás de lo que el amor es, y de lo que no es.

Dato curioso: Ana Katz y Daniel Hendler ya habían interpretado a una pareja, aunque en esa otra ocasión a una muy feliz pareja de recién casados. La película era Whisky (Uruguay, 2002).

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