sábado, 9 de febrero de 2019

Tomando un capuchino en el año nuevo chino

En este año del cerdo subiré de peso para mimetizarme y engañar al hado chino y me crea un porcino más. Mis estudios en Derecho me legitiman para ser un estafador y un charlatán. El único problema que tengo con ese plan es que hace un calor histórico aquí en el desierto y me arde, me duele todo el cuero achicharronado por el calor.

Pero aún así hago cosas desopilantes como tomar un capuchino. No, no en un restaurante argentino ni rodeado de empanadas y vino. El contacto con el caliente líquido me quema la lengua y aún así sigo. Lo disfruto. Es mi debilidad, no el dolor, el café. Cómo arderá cuando se extinga esa especie.

Insistiré con esos guiones que tengo pendientes, porque no quiero que sufran de la misma enfermedad que mi embrional novela.

Chao.

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