jueves, 26 de abril de 2007

Adiós, maestro Watanabe.


Anoche, a las once y media, en el Neoplásicas, falleció el poeta José Watanabe.

Tomo el siguiente texto de la página de RPP:

"Falleció el poeta José Watanabe
jueves, 26 de abril , 2007 - 10:06:11

José Watanabe.
Tras una penosa enfermedad, el poeta José Watanabe Varas falleció a las 11 y 30 de anoche en el hospital de Neoplásicas, en la capital.
La muerte fue confirmada a RPP por la esposa del vate. Watanabe padecía de un cáncer a la garganta del cual se trataba en dicho nosocomio. Años atrás había sufrido un cáncer al pulmón del cual se trató en Alemania y salió bien librado.
Watanabe nació en Laredo, cerca de Trujillo, localidad que se ve reflejada en su antología El guardián del hielo (2000). Hijo de madre peruana y padre japonés, heredó de su progenitor su gran amor por la lectura y una vocación plástica que lo llevó a estudiar en la Escuela de Bellas Artes de Trujillo.
Su primer poemario, Album de familia (1971), se convirtió en una de las apariciones más importantes de la generación del 70. Su segunda obra, El huso de la palabra (1989), fue elegido en una encuesta como el más importante de la década en Perú.
El poeta también destacó como guionista de Maruja en el infierno (1983) y La ciudad y los perros (1985), de Francisco Lombardi; Ojos de perro (1981) y Alias La Gringa (1991, con José María Salcedo), de Alberto Durandt; Anda, corre, vuela (1993), de Augusto Tamayo; y Reportaje a la muerte (1992), de Danny Gavidia."
Esta triste noticia me la comunicó mi amigo Edgar Cabrera Junco, quien trabaja en Perú.21. Con su desaparición, nuestras letras peruanas sufren una gran pérdida que no será fácil de llenar. Marlon, Edwin y yo fuimos a darle el úlltimo adiós a este gran poeta... un gran poeta que nunca manchó la poesía.
Colgaré este poema de José Watanabe que me gusta, pero antes, debo decir que el blog de Presencia Cutural tiene vídeos de él publicados (además de datos sobre el velatorio). Del You Tube me plancho este:
Que descanse en paz.
Y bueno, ahora...

La mantis religiosa

Mi mirada cansada retrocedió desde el bosque azulado por el sol
hasta la mantis religiosa que permanecía inmóvil a 50 cm de
mis ojos
Yo estaba tendido sobre las piedras calientes de la orilla del
Chanchamayo
y ella seguía allí, inclinada, las manos contritas,
confiando excesivamente en su imitación de ramita o palo seco.
Quise atraparla, demostrarle que un ojo siempre nos descubre,
pero se desintegró entre mis dedos como una fina y quebradiza
cáscara.



Una enciclopedia casual me explica ahora que yo había destruido
a un macho
vacío.
La enciclopedia refiere sin asombro que la historia fue así:
el macho, en su pequeña piedra, cantando y meneándose, llamando
hembra
y la hembra ya estaba aparecida a su lado,
acaso demasiado presta
y dispuesta.
Duradero es el coito de las mantis.
En el beso
ella desliza una larga lengua tubular hasta el estómago de él
y por la lengua le gotea una saliva cáustica, un ácido,
que va licuándole los órganos
y el tejido del más distante vericueto interno, mientras le hace gozo,
y mientras le hace gozo la lengua lo absorbe, repasando
la extrema gota de sustancia del pie o del seso, y el macho
se continúa así de la suprema esquizofrenia de la cópula
a la muerte
Y ya viéndolo cáscara, ella vuela, su lengua otra vez lengüita.
Las enciclopedias no conjeturan. Esta tampoco supone que última
palabra
queda fijada para siempre en la boca abierta y muerta
del macho.
Nosotros no debemos negar la posibilidad de una palabra
de agradecimiento.



De El huso de la palabra

(No sé cómo hacer para que se respeten los espacios del original, disculpen la
torpeza)

Foto: Perú.21

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