domingo, 15 de abril de 2007

Mojado sobre La Cañada.

Bueno, sí, admito que ha sido una estupidez salir cuando había amenazas de lluvia. Estas zapatillas no me protegen de nada y ya tengo bastante mojado el pantalón. Si tan solo tuviera un paraguas. Los puchos están muymojados, maldicíón. Al menos encendió uno. Si sigo derecho por este camino voy a llegar al puente Antártida y de ahí a Alta Córdoba, pero ahí me perdería de toda la acción... ¿pero de qué acción estoy hablando?

A cada paso que doy más se me mojan las medias y ya he pisado como tres charcos. Húmedo, hambriento y sin laburo para mañana... la vida suele ser muy bella a veces. Qué más da. Si me quedo sentado aquí al borde de La Cañada no me va a pasar nada. La noche está oscura, y los anuncios de los restoranes y parrillas cercanos danzan sobre las veredas, se va disolviendo la luz en pequeños e inquietos rezagos de luz. Pasa un carro, pasa otro, pasan dos más, pasan borrachos, pasan tres putas, pasa la policía... Ay, mierda.

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