jueves, 26 de julio de 2007

Mensaje a la Nación de Reo Libre

Queridos compatriotas:
Ha pasado exactamente un año desde que, en esta misma página, yo escribí lo siguiente:

"He nacido desarraigado, de un país, de una familia, de un grupo social.
Para una persona como yo, no hay patria que me defina, patria es mi
espacio
,
es Sudamérica quizá, quizá solo el cuarto donde está
esta
computadora donde
escribo
".
Desde aquella oportunidad, he podido conocer el sur del país, he salido de mi patria y he recorrido Bolivia de cabo a rabo, he vuelto a la Argentina, he padecido Chile y la verdad, en algunas cosas, he notado que me equivoqué rotundamente.

Quizás el error más significante lo haya cometido con mi familia. Llevaba tiempo intentando desarraigarme de ella, de escapar y darme un respiro. Claro que me lo di y, luego de dármelo, digo sin temor a dudas: no hay lugar como el hogar. Y eso porque después de una escapada de todo el inferno que me rodeaba (al que yo mismo me había metido) y de estar lejos de todos por muchos días pude darme cuenta de la enorme importancia de mi familia y de todo lo que le debo (cóbrenme luego, por favor, todavía no me pagan la quincena).

Mientras andaba lejos no pude dejar de pensar en ellos un solo instante, pensando en mis padres y mis hermanos, que de lejos y muy bajito seguían repitiendo que terminara la carrera y bueno, no les hice caso. Mandé todo a la mierda, y al hacerlo me mandé a la mierda a mí también. Espalda dada; cuaderno abierto, a escribir algunas cosas bastante viscerales. Y cuando ya nada me salía bien, volví a ellos, con más dudas que esperanzas, con más de inercia que de ganas de correr a ellos; ahí estuvieron, aquí están; nadie se me ha ido y soy yo el que vuelvo. Por lo tanto, no estoy desarraigado de ellos. Esta es la primera patria que adopto. La misma que me dio la vida, la educación, los libros que devoré antes de los diez años, la paciencia a una vocación autófaga, los primeros golpes y las primeras sonrisas. Cómo no abrazar esa bandera después de todo.

A diferencia del año anterior, a este mes de julio he llegado más convencido de mis capacidades, y no precisamente hablo de la estomacal. ¿Alguien me lee desde hace tiempo? Bueno, tampoco haría falta. Bastaría con haberme cruzado por la calle en el mes de julio del año pasado: cómo me sentí por esos días y de cómo les fallé a las otras personas más importanes de mi vida: mis amigos. Si bien es cierto que a ellos les juré y rejuré que jamás volvería a pisar la facultad de Derecho, hace poco les tuve que confesar que ya había faltado a esa promesa. Creo que la alegría que mostraron era completamente auténtica. A ellos, más que a nadie, les debo la crítica a un cuento horrendo o la sincera felicitación cuando algo lo hacía bien, les debo los talleres de cuentos, las borracheras eternas y las conversaciones hasta la última gota. Uno de ellos, acaso al que más le debo, me acompañó a la utopía más grande de mi vida: el viaje hacia el Cono Sur.

De aquel viaje, creo que sacamos una importante lección: aquí, en Lima (es justo aclarar, no he vivido en otras ciudades grandes del Perú), la gente sobrevive entre las mezquindades más inverosímiles que se hayan visto. Y por eso, Lima tiene la configuracion que tiene. ¿Qué puedes pedir de una ciudad que está divorciada de sí misma? Lo mismo pasa con La Paz, entre el sector norte de la ciudad con el sector sur. A pesar de que entre Lima y La Paz, mejor es Lima, uno nota mayor disposición de ayuda en los bolivianos, quizás algo desconfiados con los peruanos, pero no por eso menos atentos. En nuestra ciudad, hay muchas cosas que arreglar, y no hablo de los huecos de la avenida Universitaria, ni de la facha del Centro Histórico, ni de las piletas de Castañeda ni de la nueva Estación Central en el Paseo de los Héroes Navales. No, a Lima hay que salvarla de la ruindad, de la mezquindad, de la incultura y del perreo. De los chicos que no leen, de las familia que no hablan, de los jóvenes que no piensan, de las madres que sobreprotegen, del miedo de terminar de caer en lo que ya la ciudad se ha convertido: un infierno parcelado, un private country de blancos contra no blancos, de cafés del mar, de la peor educación de América Latina (y su nivel bajo de lectura). Hay que salvar al niño que en medio de los arenales reconoce a La Polonesa de Chopin, diferencia a Neruda de Bécquer, una palabra quechua de una aymara, la trigonometría de la geometría.

He vivido en la Argentina, y hay que entender una cosa: está tan pobre como nosotros; e incluso, tiene más crisis, pero, si en algo interesante nos diferenciamos, es que ellos llevan un modo de vida que, pese a sus relativas carencias, los hace vivir bien y no se privan de las cosas más (verdaderamente) importantes de este planeta. Si tienes parientes allá, debes saber algo: ganan tanto como acá, pero allá no andan a la defensiva en la calle, esperan al colectivo en su paradero, saludan cuando tienen que hacerlo y se deshacen en atenciones con los forasteros, no te cobran el baño y no te espantan con horrendo jaladores en las zonas comerciales. Si alguien que ha vivido mucho tiempo fuera de aquí y luego vuelve, sabrá muy bien a lo que me refiero.

De ellos mis amigos, uno no está aquí, está en Londres y quizás lea estas líneas. Ya sabes cómo te espera tu patria, así que, échale huevos nomás.
De Lima no voy a rajar más.
Así, mis queridos compatriotas, este su Reo Libre ha recalibrado su concepto de patria íntima. Esa Patria que ninguna guerra me puede quitar porque no tiene territorio. Claro que si tuviera que luchar por esta, mato y muero por ella. De eso, por favor, que no quepe duda. Y podría morir por ella, como uno más, mientras alguien más arriba arregla nuestras muertes por algunos miles de millones de dólares o euros. No importa. Mientras amigos y familia (al igual que mi trabajo) queden todos juntos aquí, aquí es mi patria, aquí mi tierra, aquí mi porvenir, sobreviviendo, pero tratándole de ganar la partida a la mezquindad, y si no se puede más, siempre hay una salida: el aeropuerto, para despejarme un rato.

Y claro, hijoeputa Alan cumple un año en la casa de Claudio Pizarro bailando el baile del teteo. El muy xu-xu-xu-xa-xa-xa ya la empezó a garcar. Ya les llamó comechados a los mamones del Sutep y en su asqueroso costal metió a muchos maestros injustamente. Nos viene haciendo el avión y moviéndole la colita a los intereses económicos chilenos que ya nos tienen de colonia. ¿Qué nos dirá en su Florinda Meza a la Nación? Incertidumbre. Quizás Calderón de la Barca le vuelva a servir para sorprender a un pueblo que hasta ahora no sabe con exactitud lo que es "La vida es sueño". El pueblo aún seguirá creyendo en él, y creerá que Mantilla es malo y traidor del partido del "gran" Haya. Creerá también que Machu Picchu es eterno y que podrán seguir subiendo tanta gente hasta allá como quieran (eso ya tiene un nombre en Lima: la cultura combi -o la teoría de "al fondo hay sitio"-).
La economía crece pero a nadie le cae la suya. A mí, por otro lado, no me va mal, pero podría irme mejor; para eso, me vuelvo a poner el gancho de ropa en la nariz y a leer libros de Derecho (puta madre). Encuentran petróleo en Iquitos, pero los combustibles suben, los carros contaminan, la gente bota su basura donde carajo se le da la gana y el mar no apesta más por propio pudor. Así hemos llegado al primer año de teteo; ojo que nos faltan 4 más; no desempaquen aún las maletas que prepararon cuando entró Alan. Y esto no es una contradicción con lo dicho líneas arriba, simplemente es una precaución. Elevemos nuestras oraciones al dios del litio.
Compatriotas y asociados: este su Reo Libre ha dicho todo lo que tenía que decir por estas fiestas huérfanas. Feliz Navidad y Próspero Barnitzbah Nuevo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Primo, me gusto tu mensaje a la nación. Comparto con todo lo que dijiste. A veces me pongo a pensar si vale la pena salir del pais para hacer lo que verdaderamente queremos, cuando también podriamos hacerlo aquí. Felices PATRIAS.

Anónimo dijo...

Querido Reo Libre:

Gracias por el saludo, de verdad no lo esperaba, y pese al tiempo y a la distancia. Es verdad, gente con experiencia fuera del pais como yo y vos podemos decir que la pobreza no justifica el comportamiento anarquista y salvaje que a diario, segun lo que leo y me cuentan, se vive en las calles de mi ahora lejano pais. Ya hablaremos sobre eso, Reo Liberto....Un abrazo y siga pa' lante.

Richard Bringas
Londres