Chubaquita y el dicente viviendo bajo el mismo techo
Efectivamente, compañero. La emoción me embargó aquella madrugada en la casa de tu pata Rafa. Snif, snif.
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Efectivamente, compañero. La emoción me embargó aquella madrugada en la casa de tu pata Rafa. Snif, snif.
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