sábado, 23 de febrero de 2008

Sin lugar para quién, oiga


Sentirse viejo no es sinónimo de ser débil, creo yo. No en todos los casos. Una persona débil, generalmente, siempre fue débil. Incapaz de hacerle frente a un gran reto o un gran problema que amenzace con ensombrecerlo. Simplemente deja que todo pase y que algo lo pueda sacar del eclipse. el que ya es viejo, de cuerpo (y si quieren también de espíritu, ese no es el tema ahora) es alguien que por el paso del tiempo se ha debilitado 'fatalmente', 'irredemediablemente', porque el tiempo es cruel y no te deja lugar en una selva donde solo los que aún el tiempo los ha condenado al retiro.


El sheriff de No country for old men, efectivamente, no fue un hombre débil. En lo absoluto. Fue un hombre que, como lo dice al principio de la historia, desde muy joven estuvo dedicado a esa labor y que, luego de tanto tiempo ya las fuerzas poco a poco lo van dejando, pero que él (hombre fuerte, claro) se niega a dejar. Por eso, la traducción del título de esta película está totalmente injustificado, pues traiciona el espíritu de la película.


Es la primera que veo de los hermanos Coen, aunque tengo descansando en mi piratateca otros dos títulos de ellos, y no puedo haber salido más satisfecho de la sala del cine de ver una buena puesta en escena. Grande Bardem como el psicópata asesino que va de condado en condado matando con su moneda (al mejor estilo de Godínez de El chavo del 8 dando su examen), decidiendo con un pedazo de metal quién vivía y quién no.


La película no está desprovista de un sutil mensaje: el dinero fácil mata. Los negocios turbios andan plagados de psicópatas para quienes las drogas o el dinero son lo de menos, una circunstancial excusa para matar sin piedad a la gente que se atraviesa en el camino. la reflexion final también pertenece al sheriff que siente el disgusto de retirarse sin haber podido con Anton Chigurh, (a) Willy Wonka (cfr. la columna del Búho, en El Trome del día de ayer), que salió caminando, como a lo largo de todo el recuento de quien me pareció narró la historia (Tommy Lee Jones)


Estos días previos a aparecerme en la sala del cine leí y escuché muy buenos comentarios del trabajo de los Coen y particularmente de esta película, que además tiene un nada mezquina cuota de humor negro. Pues, para ser la primera que veo de ellos, no puedo sino estar de acuerdo con todos esos comentarios positivos. Ahora, creo que veré con más entusiasmo Fargo este fin de semana.

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