jueves, 14 de febrero de 2008

Un día que me asomé al cine a ver...

American Gangster

Frank Lucas representaba el progreso. El progreso de una raza que vivía aún marginada y estigmatizada por el origen de su emigración hacia ese vasto territorio hostil. Logró hacerse de un nombre y de un poder que hasta el momento era solo propiedad de otras mafias, ninguna de ellas lideradas por negros. Terminó con el statu quo de las mafias neoyorquinas, hasta casi hacerlas quebrar con la mejor heroína del mercado al precio más bajo. ¿Cómo lo consiguió? Aprovechando aviones militares estadounidenses provenientes de Vietnam para traer los cientos de kilos de heroína que él mismo compraba a los productores, eliminando al molestoso intermediario alterador y usurero de la mercadería. Con esto logró ser el traficante más poderoso que en Estados Unidos se conoció. Así ganó su fortuna, y el recelo de sus colegas, aunque trabajó con algunos de ellos.

Ese es el argumento de la película American Gangster (2007), así que es muy posible que no todo eso coincida plenamente con la versión real de los hechos. Ridley Scott (el mismo de El gladiador y de Blade Runner) nos muestra aquí una historia cruda narrada correctamente, como en este tipo de figuras suelen contarse las cosas: empezando por los orígenes como asistente de otro conocido hampón de Harlem, llamado Ellsworth “Bumpy” Jonson, y luego con el encumbramiento de su carrera criminal hasta la inevitable caída, gestada lenta y pacientemente por el detective de policía, Richi Roberts, detective conocido por el episodio de haber devuelto casi un millón de dólares que encontró en el auto abandonado de un contrabandista, hecho que lo hizo algo “impopular” entre sus compañeros.

Pese a esta señal de honradez, el detective Roberts es también un típico antihéroe, casi paranoico, parte integrante del bajo mundo en el que también se mueve Lucas, con el que hay cierto paralelismo. Mujeriego, infiel, padre de familia descuidado. Valores que, por cierto, no parecen caracterizar a Lucas, el que, por otro lado, parece ser muy devoto de su familia. Ambos son dos piezas de un mismo rompecabezas. Denzel Washington y Russell Crowe encarnan muy bien estos personajes, haciéndolos verosímiles en el juego del mafioso y el ‘justiciero’. Aunque en algunos momentos me parece que Washington se plancha algunos
“movimientos” de Michael Corleone. Buena película, en resumen.

Si quieren ver los cacharros de los originales, recomiendo que hagan clic aquije.

Cloverfield
Un poco decepcionado salí de ver esta película, de la que esperaba algo más que escenas semejantes al Proyecto de la Bruja de (Tony) Blair. El monstruo, claro es monstruoso. Y la forma como está contada la película es eficaz, verosímil (como un falso documental), pero la película se queda a medio camino de ser del todo creíble. O será quizás que ya no me creo ese tipo de películas. Lo bueno, los efectos y el soundtrack, jejeje, no, mentira.
The Bucket List

Es una película convencional sobre la amistad y el valor a la vida, que no se cansa de bombardearnos con ese lema de principio a fin, que nos obsequia a unos Nicholson y Freeman muy pegaditos a la plantilla que Hollywood les suele imponer a sus actores. No por eso deja de entretener esta película, que te arranca unas buenas carcajadas y que te deja con el saborcito de fábula, muy común en este tipo de películas.

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