miércoles, 26 de enero de 2011

La noche libre

La noche está nublada de contaminación. No hay grillos chirriando afuera. Solo un perro peregrino ladra y se lame, del otro lado del parque. Yo me quedé escribiendo, pero ya me voy a descansar.

Estuve pensando en la posibilidad de participar en un concurso de novelas. Pero mejor no, no conseguiré sino gastar papel innecesariamente.

En otros tiempos, alguien ya me habría tirado un sopapo cariñoso.

Mañana escucharé Chaikovski en el trabajo.

En estos tiempos, y también en otros, un amigo (o más) me habría llamado posero. Sin embargo hace más de seis meses que no escucho nada de Piotr. Ni siquiera mi delicatessen Obertura 1812.

Después de Mad About You, The Big Bang Theory es mi serie favorita.

Pero olvidaba lo más importante de todo: los vecinos ya no están, no hacen bulla. Ya no emulan a Tongo cantando en pseudoinglés, ya no hablan de perras ni de perros, ya no dejan las botellas para que me tropiece con ellas cuando me vaya al trabajo. Ya no trapean la vereda con sus inmundicias. Ya empiezo a olvidar el desagradable sonido de sus voces aguardentosas dándole los buenos días al sol, fundando partidos políticos etnofascistas a las cinco de la mañana. Saldré a correr y no me dirán Corre, Forrest, corre. Lo que de alguna forma me hizo gracia.

Creo que los voy a extrañar.

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