viernes, 11 de abril de 2008

Rolling Fetuccini

Pedimos: ella fetuccini; yo, ravioles. Le recuerdo que no he almorzado, que los escupitajos me ahogaron. La Gioconda me mira y se ríe. Romeo prefiere besar a Julieta. Le digo que voy al baño para lavarme las manos mientras llega la Inka Kola. Me miro al espejo: el cabello crecido y la barbita de cuatro días. me paso la mano húmeda por el rostro, que ya está medio cagado por la jornada de mierda que tuve hoy. Hoy me di cuenta de qué mugre está hecha la gente, cómo se falsea la sonrisa y cómo las náuseas pueden ser a veces la mejor consejera.

¿Para qué pedirle a ella que me diga algo que me reanime? Eso solo arruinaría la corta noche. No lo hagas, pensé, no lo hagas, no la cagués más, querido, me decía alguna extraviada voz argentina de mi conciencia aún en ese país, cómo lo extraño, no lo hagas, me decía el ventilador de la "trattoria", que movía su cabeza de lado al lado... no se siente el aire, causita, subile un punto.

Ya empezó este huachafo, piensa L6, y cierra la ventana del blog. Se duerme, sabiendo que mañana tiene que ir a trabajar, y recuerda que hace un año esta era la priemra noche que volvía a dormir en su cama chalaca, con un trabajo bajo el hombro y la tranquilidad de haber hecho la estupidez extrema con su amigo de viajar lejos a errar un rato por acullá.

Lo despierta las primeras oleadas de bulla, la tele, el despertador... "La Pre" no va muy bien en el rating, aunque digan lo contrario, si es que alguien lo dice. Yo escuché lo mismo en una combi que me llevaba lejos de todo, a Miraflores, a ver el mar: "Le falta emoción". El chofer le pregunta, a la altura del Parque Mora sobre qué trata el asunto, tose luego: "Un pata que quiere cantar, que se enamora de una flaca". Se parece a algún rochoso resumen del Ramayana que alguna vez hice, ¿no, L6?... Pero me fui por las ramas.

Ella come el pan al ajo que pedimos. Conversamos sobre cualquier boliquesada que se nos ocurra para olvidar el mal rato, el mal rato mío. Sé que en su sonrisa hay algo más que muchos dientes. Ya te digo después qué es... no, no es placa dental. Eso es que abriga el alma, que derrite infiernos y que relaja murallas. Lo que a veces creo que me hace falta por toneladas. No le puedo falsear la sonrisa a quien pone al hombro... tal vez el amor me afloje las piernas, o debo estar perdiendo circulación sanguínea... al menos ahí.

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