Sé que no te pedí que te quedaras, pero te quedaste. Y si no lo hubieras hecho, no hubiese advertido los carteles de "se alquila habitación" y no hubiese iniciado la búsqueda. ¿Ya te dije lo mucho que te quiero?
Sabes que estoy harto, sabes que puedo fundir mi hígado como si estuviera dentro de un reactor nuclear y provocarme un ataque de odio, como una erupción volcánica hedionda y muy rabiosa, pero tú calmas tormentas inimaginables, y haces que me ruborice de actitudes muy aparatosas y mías, muy afectadas o artificiosas, de poses que se convierten luego en rictus que quieren ser sonrisas.
Es ashí cuando me haces recordar que tú eres siempre mi última sonrisa.
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