viernes, 25 de abril de 2008

Despidiendo a Watanabe


Mi amigo Edwin era amigo de Wata, lo quería mucho. Sin embargo, no le gustaba molestar, no por que se creyera algún clon de Martín Romaña, sino porque él es así, intenta pasar desapercibido. Y no solo eso, sino que el trabajo, que tiene hace años, lo ha apartado casi de todo, casi de todos, de los que solo conserva un recuerdo maquillado por el olvido de momentos agrios. Incluso alejado de quienes le dieron la mano. El trabajo es así, esta no es una justificación. Así que a él le sorprendió mucho más que a mí la noticia que de rebote (doble) recibió ese día, en pleno dictado de clases de la mugrosa academia que lo absorbe.

Cerca al mediodía yo le envié un mensaje de texto donde le avisaba que Watanabe había fallecido; dentro de la institución otro amigo nuestro le dijo lo mismo, pero él pensó que solo era una joda. Mi mensaje de texto lo devolvió a la realidad. Wata había muerto de cáncer en Neoplásicas, y sentí que él se culpó de no haber ido al menos a preguntar por su salud. Por eso me llamó a las dos de la tarde. Estoy dolido, dijo, él era mi amigo. Yo sé que lo fue, que él le llevó sus manuscritos y que el maestro le dio la mano y el apoyo para que se animara a publicar aquellos poemas de los que él tanto se avergüenza. Lo sé, se demoró muchos meses para enseñarme en qué parte de su estante de libros los tiene escondidos, así, con un gesto extraño del mentón los señaló. Y con una sonrisa infantil luego. Quedamos para encontrarnos e ir al velorio cuando se desocupara de sus clases.

Cuando lo encontré, subimos al taxi rumbo a San Isidro, mientras me contaba cómo conoció a Watanabe, y mientras trataba de contactar a otro compañero que dijo que iría a la iglesia de la Medalla Milagrosa. El celular no sonaba, parecía que no había señal. Sé que él conoce bien la obra del maestro. Yo no, pero la estoy leyendo, la leía desde antes de que él muriera, y pensaba en un futuro día en el que podría conocerlo y quizás robarle una dedicatoria a algún poemario, o al ejemplar de la Revista Ñ del Clarín, de Argentina, en donde una vez publicaron un poema suyo, en marzo de 2007, mientras Marlon y yo cocinábamos unas costeletas de cerdo.


Por cierto, era a Marlon a quien Edwin llamaba en el taxi. Cuando el flaco llegó, nos fuimos juntos los tres a darle nuestros respetos al maestro. Solo yo me quise acercar al féretro; a los otros dos no les vacila mucho la proximidad de la muerte, mucho menos de una muerte de alguien que aún podía haber producido tantos poemas más, y quizás consagrarlo internacionalmente, como ya estaba sucediendo, en España, con dos de sus poemarios, que fueron publicados allá, tanto así que hasta una necrológica salió en El País. Sin contar sus incursiones como guionista, director artístico y cuentista.


Pensé si habría algún narrador peruano contemporáneo que pueda también calificarse de esencial, mientras observaba a dos gamonales pavonearse delante de todos en el velorio, conversando con un tal Salcedo sobre caramelos verdes y mujeres ballenas, deslizándose a la salida luego de que una de las hijas llegara desde España a despedir a su padre, mientras confundía sus lágrimas con las de la segunda esposa del maestro, tan bella como la hija. Pero al ver ellos cámaras de televisión, aguantaron la rapidez de sus pasos, para dejar su testimonio para la pantalla chica. Edwin, que nunca quiere molestar, no quiso perturbar el sueño del maestro sino hasta casi el final, antes de irnos, se acercó y lo miró, creo que no le dijo nada, o al menos no vi que moviera los labios. Luego se acercó a nosotros, siempre como si quisiera pasar desapercibido.


Edwin y Marlon miraron unos momentos hacia donde descansaba el tío Wata y deciden que ya es hora de partir. La muerte es inapelable, incluso ante tanto amor. Dejamos a la hija y a la esposa que reciban el pésame de sus amigos cercanos, y nos vamos rumbo a la Salaverry, rumbo a la casa de Edwin, a conversar de cualquier cosa que haga la noche menos triste. Creo que Edwin nos invitó un yogurt.


Homenaje a 'Wata' guionista en este video.

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