martes, 25 de marzo de 2008

He salido del trabajo con ganas de pegarle a alguien. De tirarle un puñete al primero que se me ponga sabroso y dejarlo gomeado en medio de cualquier pista contal de desfogar toda la furia que en ese momento estaba sintiendo. He acumulado la acojonante sensación de estar parado en el lugar de alguien que podría darle mejor utilidad al oxígeno que respiro, y lo peor, eso me lo ha hecho sentir una persona que se va hundiendo lentamente en la mediocridad, hacia donde quiere arrastrar a todos los que la rodean. Maldita...

Grijley resultó ser la peor mierda de editorial que pueda existir. Es una pena, pero es cierto. La gente que está a cargo de esa casa es el más fiel reflejo de la mediocridad que quiere pasar como criolla, con un marcado complejo de inferioridad que los hace ahogarse en dedales de agua y ver la maceta y no ver la gran amazonia de posibilidades a explotar en el mundo editorial. Pobres mediocres.

Como quisiera salir, sacudirme de esta modorra y respirar un aire renovado... Mandarlos a la mierda a todos... bien lejitos..

No hay comentarios.: